La economía madrileña precisa de mano de obra extranjera. Casi la mitad de los empleos generados en la Comunidad desde la pandemia han sido cubiertos por trabajadores de otras latitudes. Y no es solo que haya sido así estos años, es que lo previsible es que Madrid siga necesitando esa aportación en los próximos años.
En su reciente estudio de situación de la economía regional, BBVA Research, el servicio de estudios del banco, acotaba la cifra: entre 2021 y 2024 se crearon en la Comunidad de Madrid 293.000 empleos. De ellos, el 46% fueron cubiertos por emigrantes. ‘La inmigración está contribuyendo al aumento de la población activa y el empleo, lo que supone continuar con el comportamiento observado ya antes de la pandemia’, recogía el análisis. La proporción, sin embargo, ha sido notablemente mayor en el periodo 2021-2024 que en el comprendido entre 2014 y 2019.
La tendencia es generalizada en España. El porcentaje en la Comunidad de Madrid es apenas un punto superior al del total de España, donde se sitúa en un 45%. Pero como apunta Pep Ruiz Aguirre, economista principal de BBVA Research y uno de los investigadores que ha contribuido al estudio de situación de la economía regional, ‘vamos a seguir necesitando inmigrantes. De hecho, Madrid ya había necesitado algo más de inmigración en la fase de 2014 a 2019 de la que había necesitado el conjunto para crecer, y eso le había permitido crecer un poco más. Ahora volvemos a estar exactamente igual’, apunta.
El informe no llega a detallar los sectores donde esta presencia de mano de obra extranjera es mayor a escala regional. Sí lo hace, en cambio, a escala nacional. El porcentaje llega al 68,5% entre empleados domésticos, al 50,2% entre los trabajadores de los cuidados personales a domicilio y al 49,4% entre los ayudantes de cocina. También es significativo entre peones agrícolas y ganaderos, en la construcción y entre los limpiadores de vehículos, ventanas y personal de limpieza a mano. ‘No tenemos el detalle regional, y seguramente en el caso de los peones agrícolas no será tan relevante. Pero lo será en temas como la limpieza o los cuidados personales, que son actividades, además, que facilitan la incorporación al mercado laboral de otras personas’, señala Ruiz.
Para mantener esta contribución extranjera al mercado laboral, entienden los analistas de BBVA Research, son necesarias políticas que favorezcan tanto la activación de la población extranjera ya residente en Madrid (hasta 1.123.731 personas, uno de cada siete moradores de la región) como la llegada de otros que cubran puestos vacantes. ‘Ahí hay algunos cuellos de botella, y quizá el más relevante sea el precio de la vivienda’, comenta . Si el precio de la vivienda no se corrigiera en algún momento, si no hubiera vivienda más asequible, posiblemente tendríamos que corregir los salarios al alza para que los puestos de trabajo sigan siendo atractivos. Y habría que ver si eso es posible. Si no lo es, ahí hay un riesgo de freno para la economía’.
Un crecimiento en desaceleración
Los economistas de BBVA Research preveían una creación de 135.000 empleos en la región durante este año y el siguiente. El análisis, no obstante, se publicó antes de que Trump desatara la pasada semana la guerra comercial con el anuncio de la imposición de aranceles. Además, advierten un cambio en la aportación al empleo en el último año. Entre 2019 y 2024 las tres ramas en que más crecieron las afiliaciones fueron los servicios públicos, las actividades profesionales y la comunicación, las finanzas y los servicios inmobiliarios. Si de esa fotografía se aísla únicamente lo acontecido en 2024, el mayor peso lo aportan la hostelería, los servicios públicos y el comercio y el transporte. Del 3,4% que crecieron las afiliaciones a la Seguridad Social el año pasado, un 0,94% lo sumó la hostelería. La construcción mejora en los últimos trimestres, pero registra ‘un menor dinamismo’ que el promedio nacional.
En cuanto al crecimiento económico, desde BBVA Research se estima que el dato definitivo de 2024 para la Comunidad de Madrid cerrará en 3,1% y se realiza una previsión de un 2,8% anual para 2025 y un 2% para 2026. ‘Con menor impulso del consumo, la débil recuperación en Europa, una elevada incertidumbre de política económica y pendientes del impacto de las políticas arancelarias para España y los países europeos, se prevé una desaceleración’. Esa ralentización del crecimiento para 2026 será menor, en cualquier caso, que para el conjunto de España.