De prostíbulo a hotel de lujo en un barrio de Valencia

El negocio turístico sigue abriéndose camino en Valencia, a veces de la manera más insospechada. El último establecimiento puesto a funcionar en la capital del Turia es un hotel de cuatro estrellas situado en el número 10 de la calle Industria, en el barrio de Aiora. El «Saman Hotel Boutique» fue inaugurado el pasado lunes 5 de agosto y ofrecer un total de 34 habitaciones, incluidas tres suites con jacuzzi; además de una piscina exterior de aire tropical. Hasta aquí todo normal. Valencia acumula un nuevo alojamiento turístico gestionado por una sociedad creada ex profeso, propiedad de la matriz Valcharm Group SL. 

Sin embargo, este hotel de lujo ubicado a media hora a pie de la playa nace con varias particularidades destacables. La primera, sus antecedentes. El edificio que desde el lunes recibe visitantes por más de 120 euros la noche fue a principios del siglo XXuna fábrica de clavos, después se convirtió en la sede la Fundación Formación y Empleo del País Valenciano y en su penúltima vida adquirió un uso más controvertido: los vecinos de Aiora y la plataforma Front Abolicionista País Valencià al completo denunciaron el negocio por operar como un supuesto burdel. Funcionaba bajo el nombre de hotel «Secreto», pero de hotel, según denunciaron las activistas en 2022, solo tenía la licencia. 

Lo recuerda Puri Liétor, del Front Abolicionista-PV: «Hicimos varias concentraciones en diferentes locales, la de calle Industria fue la última y la más grande. Teníamos capturas de pantalla del tipo de publicidad que hacía ese hotel en su web y el servicio que ofrecía. Básicamente eran mujeres desnudas. Además estaban las valoraciones de los puteros de cómo habían visto dicho servicio. Lo teníamos claro y toda esa documentación la llevamos al ayuntamiento, tanto a la Policía Local como a las concejalías de Seguridad Ciudadana e Igualdad», detalla la activista. 

Tal como publicó Levante-EMV en febrero de 2022, la Policía Local inspeccionó hasta en dos ocasiones el supuesto prostíbulo, que para mayor oprobio se había instalado en las inmediaciones de un centro escolar, pero los agentes comprobaron que el negocio contaba con todos los permisos para funcionar, de forma que no existía base legal para forzar su cierre. En las intervenciones efectuadas, según informó el exconcejal Aarón Cano, la Policía Local acreditó que las mujeres presuntamente prostituidas tenían «permisos de residencia» mientras que el hostal tenía la documentación en regla.

 «Claro que tendrían todo en regla, ninguna mujer que está en un sitio así se considera explotada sexualmente, eso no pasa nunca», añade Liétor, «pero nosotras queríamos saber por qué se había concedido licencia a un lugar así cuando además el gobierno municipal de entonces rechazó aprobar la ordenanza abolicionista de la prostitución, que entre otras cosas garantizaba una alternativa económica para las prostitutas ».

Tiene dentro un Bien de Relevancia Local

La segunda peculiaridad de este nuevo hotel boutique es el elemento de patrimonial cultural encerrado en sus instalaciones, una chimenea de ladrillo declarada Bien de Relevancia Local (BRL). Dicha chimenea fue parte esencial de la fábrica de clavos que operó en 1920 en el barrio de Aiora. Un siglo después, permanece como testigo mudo del cambio de modelo económico efectuado en toda ciudad con un mínimo de atractivo turístico, caso de Valencia. «La conservación de esta chimenea es un homenaje a los trabajadores y a las industrias que impulsaron el crecimiento y el desarrollo de la región», dicen en la web del hotel, obviando que las obras en torno a un BRL solo permiten, de hecho, su restauración o conservación.

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