Reduce la acidez y da sabor: el truco de la abuela para que la salsa de tomate quede casera y perfecta

La salsa de tomate es una elaboración básica y versátil. Se puede incluir en un guiso de carne, como las albóndigas o las carrilleras ibéricas, en un pescado al horno o en bonito con tomate, en una lasaña, en un pisto, en una musaka o para acompañar pastas y arroces, entre muchas otras posibilidades.

Las versiones caseras son mucho más saludables que los productos similares disponibles en el supermercado, en la mayoría de los casos. Las preparaciones compradas suelen estar más azucaradas y ultraprocesadas para asegurar la conservación de los alimentos, lo que hace que empeore a nivel nutricional.

Para prepararla, además del tomate triturado, es necesario agregar otros ingredientes y especias para que quede con un buen sabor y con una consistencia adecuada. Pero sobre todo, debes incorporar este consejo para neutralizar la acidez en tu salsa de tomate. ¡Toma nota!

El truco de las abuelas para quitar la acidez en la salsa de tomate

Muchas mujeres mayores se han dedicado toda su vida al cuidado del hogar y, por ello, son muy expertas y conocen cientos de métodos especiales para evitar todo tipo de males en la cocina y en la casa. También saben cómo eliminar la molesta acidez de la salsa de tomate.

El truco es muy sencillo: solo se necesita bicarbonato de sodio. La mayor parte de la población tiene estos polvos blancos entre sus utensilios domésticos ya que sirven para múltiples funciones gastronómicas y de limpieza. Los componentes de este químico permiten modificar el pH de la salsa y reducir su acidez sin alterar su sabor.

Para ponerlo en práctica, hay que agregar una pizca de bicarbonato a la salsa a cada rato, sin dejar de removerla durante varios minutos y asegurándonos de que ha quedado bien mezclada. No obstante, hay que cuidar no pasarse con la cantidad, ya que podría modificar demasiado el resultado tu receta.

Por último, hay que tener en cuenta la importancia de escoger un tipo de tomate adecuado, por ejemplo, la variedad ‘cereza’ es menos ácida. También el fruto debe estar maduro, puesto que si aún está verde perjudicará al sabor de tu salsa de tomate.

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