Ofelia Grande, directora de la editorial Siruela: ‘Deberíamos publicar menos novedades’

Siruela, la editorial de Domingo Villar, de Irene Vallejo y de David Uclés, entre otros muchos escritores de España y del mundo, sigue ‘adelante con los faroles’, expresión que la periodista Rosa Mora usó para explicar el arrojo con el que Ofelia Grande (Salamanca, 1970) abordó hace 25 años el relevo editorial que mantiene en pie. Entonces, cuando ella empezaba a ser la responsable de este barco, Mora agarró al vuelo la explicación con que Grande explicó el impulso que su tío, el veterano editor Germán Sánchez Ruipérez, le dio a la que seguiría la estela editorial que impuso Jacobo Siruela, fundador de Siruela.

Sánchez Ruipérez, dueño de Anaya, tenía una participación en el barco de Jacobo Siruela. Había vendido su imperio editorial y le propuso a su sobrina que se hiciera cargo de lo que había de porvenir en esta Casa. Así le explicó a Mora la decisión de tomar aquel imperioso relevo: ‘Germán me dijo que adelante. Y yo pensé, pues nada, adelante con los faroles’.

Esos faroles han alumbrado un gran número de éxitos que ahora, además, anuncian una nueva obra que Ofelia considera un inminente éxito: El puente donde habitan las mariposas. Biosofía de la respiración, de Nazareth Castellanos. De aquellos faroles penden ahora los sucesivos éxitos de esta mujer que entonces era una joven editora de ’28 o 29′ años.

Ahora es la dueña y señora de esta casa…

Y lo que no sabes es que, cuando me dijiste que querías entrevistarme por lo que hemos hecho en Siruela era, esta misma semana [al final de febrero], el 25 aniversario de que yo me senté a dirigir la editorial en la calle Manuel Becerra, que es donde la tenía Jacobo Siruela… Allí estaba la sede, y yo iba a ver a Jacobo… El primer día antes de ir me fui a tomar un bocata con gente que trabajaba allí, a una cafetería que se llamaba Bocata y Olé… Iba a explicar qué iba a hacer, para que me contaran qué hacían ellos, para irme familiarizando con el equipo. Estaba todavía Jacobo, afortunadamente.

Una entrada discreta…

Como corresponde. Y estuve así durante dos años más. Venía con más miedo que nada. Porque venía con muy poca experiencia. Todo se había precipitado un poco. Y además me pasó una cosa muy terrible, Juan.

¿Qué le pasó?

Algo que me pareció muy terrible en aquel momento. Fue con una compañera tuya, Rosa Mora. Ella me llamó para entrevistarme, para que le explicara qué hacía yo allí. Estuve un poco ingenua en aquel momento. Estaba entre el miedo que tenía y lo ingenua que era. O pardilla incluso.

Y ella le hizo la entrevista.

Y me preguntó cómo es que estaba yo allí. Entonces le conté las vicisitudes empresariales de mi tío Germán después de la venta de Anaya. Él tenía un porcentaje de Siruela, y le dije a Rosa que yo estaba en representación de ese porcentaje de Germán Sánchez Ruipérez. Yo casi no tenía experiencia. Y era muy jovencilla, tenía 29, 28 años… Y me dice Rosa: ‘¿Tienes miedo?’. Y yo le dije: ‘Pues sí, tengo miedo’. Y sobre todo, le dije, tengo poca experiencia, que esperaba poder suplir con trabajo… Germán, en todo caso, le dije a Rosa, me dijo que adelante. Y yo pensé: ‘Pues nada, adelante con los faroles’.

¿De dónde le vino esa especie de eslogan?

Es que era una expresión que Germán decía mucho… El titular de la entrevista de Rosa fue al día siguiente: ‘Adelante con los faroles’. ¡Me sentí completamente ridícula! Como si entrara con mal pie… Pero yo iba muy contenta, con muchas ganas, muy determinada a hacer las cosas bien. Y tenía poca experiencia… Yo sabía que a trabajadora no me iba a ganar nadie. A ganas de hacer las cosas bien y a sentido común tampoco me iban a ganar. Me emociono al pensarlo, pero así es cómo veía las cosas en aquel momento… A mí me parecía que el mundo me superaba por todas partes, que estaba entrando en algo que entonces me quedaba muy grande. Y era muy consciente de que todo el mundo alrededor pensaba lo mismo.

¿Qué le dio más miedo?

Dos cosas me daban miedo, una era defraudar a las personas que habían confiado en mí. Principalmente a mi tío Germán, que era el que me lanzaba al ruedo sin capote… Y Antonio Basanta, que trabajaba con mi tío y me había animado mucho a aceptar el reto. Me daba miedo también no ser capaz de asumir el reto… Me daba miedo la gente, la gente del sector. Es decir: el hecho de que Siruela era ya una editorial con un prestigio muy concreto, con unas ventas muy concretas, y con un estatus muy concreto en el ecosistema de las editoriales españolas…

¿Y qué más le dio miedo?

Me daba miedo no estar a la altura de lo que se esperaba.

¿Y ahora? ¿Qué le da miedo ahora?

¿Qué me da miedo ahora? Ahora me dan miedo menos cosas… Son 25 años de editora. Lo que ahora me da miedo es no responder a las expectativas, pero no de la gente de alrededor: la expectativa de los lectores. Me da miedo todo eso, pero la palabra no es miedo: me produce respeto el sistema.

Hace 25 años, lo que un crítico decía en un suplemento cultural te vendía una edición

Conocí a su tío en Fráncfort, en torno a 1994, cuando en aquella feria se empezaba a decir que se iba a acabar el libro tal como lo conocíamos…

Que acababa el libro en papel… Me imagino la reacción de los veteranos entonces…

¿Cuándo fue consciente de que estaba en un trabajo que podía dejar de ser como era?

Casi desde el primer momento… Como lo vemos todos los días no nos damos cuenta del enorme cambio que se ha producido. Y han pasado solo 25 años… Entonces las galeradas llegaban en sobres a Nueva York, por ejemplo, para que las corrigiera a lápiz un autor que las debía reenviar por SEUR o por Courier… Era la época en que las empresas no tenían página web. No había compra online… Cosas que ahora mismo tenemos como parte importantísima de nuestra vida cotidiana no existían y ahora no parece extraño que existan… Estamos ante ellas como si hubieran estado siempre.

No existían las redes sociales…

Y la promoción de los libros iba de otra manera… ¡Lo que un crítico decía en un suplemento cultural te vendía una edición! En la época los editores mandaban más, pero yo creo que ahora el centro de todo son los lectores…

Ofelia Grande, fotografiada en la sede de Siruela. / José Luis Roca

¿Por qué parece que ahora todo está tan vivo en el ámbito del libro?

Ahora vivimos en una sociedad de sobredosis de información. Tenemos que saber dónde está quien quiere recibir la información de lo que hacemos. Están la tele, Instagram, Facebook, Tik Tok…, llegas a todas partes… Y cada vez somos más conscientes de que tenemos que hacer un esfuerzo por llegar a donde está el destinatario de nuestro trabajo… Los autores también son más conscientes. A los autores les costaba mucho más asumir que parte del trabajo de ser autor es vender su libro, entre comillas, ayudar a difundirlo, que al fin y al cabo es venderlo… En el caso de los libreros, también es esa su tarea, vender, pero además ahora atraen al lector llevando a la librería a los autores… En aquella época los autores consideraban que su trabajo era escribir los libros, no difundirlos… Ahora es muy raro que un autor se niegue a hacer la promoción que en este momento es una tarea universal, de todo el sistema. Ahora están deseando, además, hacer presentaciones, acudir a la radio, ir a la tele, que los llamen de cualquier sitio…

Se va muy rápido en el mundo editorial ahora…

El mundo va muy rápido, todo va muy rápido, las cosas se agotan en seguida. Y todo debería ser más pausado, empezando por lo que nosotros mismos hacemos. Deberíamos publicar menos novedades, para promocionarlas con más sosiego, con más tiempo… Creo que los libros deberían durar más en las librerías.

Antes los editores mandaban más, pero yo creo que ahora el centro de todo son los lectores

Vine a que nos hablara de sus best seller y de pronto encontramos que era su 25 aniversario como editora… Ahora sí toca celebrar otros hechos: esos nombres propios que jalonan su catálogo más reciente: Domingo Villar, Irene Vallejo, David Uclés…

Domingo fue el principio de nuestras rachas de buena suerte, y después vinieron Pablo D’Ors, con Biografía del silencio, Elvira Roca con Imperiofobia, antes de Irene Vallejo y de David Uclés… En otros tiempos tuvimos a Jostein Gaarder, Carmen Martín Gaite, JJordi Sierra i Fabra, Italo Calvino, Alejandro Jodorowsky…

Los más llamativos ahora son Irene Vallejo y David Uclés, que de pronto parecen iniciar una nueva época de la Siruela que heredó… ¿Cómo llegaron?

La historia de cómo llegó Irene Vallejo es muy bonita. Responde a una cadena de generosidades. Ella misma es una autora extraordinariamente generosa. Y fue su editor, Alfonso Castán, de la editorial Contraseña, de Zaragoza, el que recibió el manuscrito de El infinito en el junco, que en ese momento él no podía asumir. Envió el manuscrito a alguna editorial más, entre ellas a la nuestra. Aquí la recibió nuestro editor, Julio Guerrero. Nos llamó la atención y en seguida lo contratamos, sin pensar que pudiera vender mucho más de 5.000 ejemplares, y ya con nuestra única edición llevamos más de medio millón de ejemplares vendidos, además de las ediciones que hemos compartido, por ejemplo, con Random House… La gente dice: ‘Vaya ojo tuvisteis’… Es un misterio el éxito de un libro: tenemos ojo para querer un libro, pero a la hora de vender ese ojo es relativo. Pero nunca hemos contratado un libro pensando que va a vender, como el de Irene, un millón de ejemplares…

¿Y ya se ha explicado por qué ha vendido tanto aquí y en todas partes?

Los editores queremos vender. Diez mil o cien mil, o un millón. Eso es así. Creemos siempre en los libros, y a veces pasa que venden y a veces ocurre que no circulan tanto.

En el caso de Siruela, estaba palpitante el éxito de Irene y se suma de pronto el libro de David Uclés… ¿Cómo llegó Uclés? ¿Cómo es que un libro que trata de la Guerra Civil española, escrito por un joven autor, alcanza la lista de los más vendidos y se pone en primer lugar?

Llegó, en este caso, del modo más habitual, a través de Echel Torrent, de la agencia de Mónica Martín… Y fue vendiendo a lo largo de un año casi, pues salió hace un año el pasado 20 de marzo… Estábamos muy contentos desde el principio, pero lo cierto es que, al llegar el último mes de diciembre, o sea, casi nueve meses después de su aparición, es cuando explotó de verdad. Obviamente la razón reside en el autor, que ha escrito un libro magnífico, extraordinario, a lo largo de quince años, y de pronto es el libro más vendido, el más regalado, el que de pronto traslada a la editorial, y a quienes tenemos que ver con el libro de Uclés, una felicidad infinita.

Al salir de la entrevista hay como un aliento que lleva a Ofelia a buscar el último catálogo, el de este trimestre, para señalarle al periodista el porvenir que aguarda a Siruela en las inmediatas estanterías: El puente donde habitan las mariposas…

Ella está feliz, como sus compañeros, y sigue sintiendo como un talismán aquello que le dijo hace 25o años a la excelente periodista que es Rosa Mora: «Adelante con los faroles».

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