Lluís Agustí, director de la Escuela de Librerías de la Universidad de Barcelona: ‘Nuestra intención es formar a libreros, no provocar que abran más librerías’

El bibliotecario y filólogo Lluís Agustí (Barcelona, 1965) es de una generación que no sabe decir que no cuando le proponen un proyecto. ‘Y eso compromete moralmente’, reconoce. Imparte clases de desarrollo de colecciones bibliotecarias, coordina el grado de Prescripción Lectora, da clases a personas mayores, es investigador principal y dirige la Escuela de Librerías que la Universidad de Barcelona (UB) y el Gremi de Llibreters de Catalunya crearon en 2012: ’Pensamos que duraría dos o tres años y ya han salido 350 graduados, si bien no todos han abierto una librería, claro’.

Aunque tras la pandemia parece que haya inflación de librerías: ‘Nuestra intención es formar a libreros, no provocar que abran más librerías. La formación está pensada para mejorar la calidad profesional de los trabajadores de librería. Pero, como no hay ninguna formación estable para emprendedores, también hemos formado empresarios, pese a que no es la primera idea’.

Sus graduados han abierto unas 20 librerías, la mayoría en Catalunya, pero también en Galicia, Navarra e incluso Italia. ‘Las librerías que han abierto son más resilientes. Aprenden lo que han de hacer y lo que no han de hacer y que quizá los dos o tres primeros años no van a cobrar ni un duro’. ¿Para desanimar? ‘No, pero hay alumnos que han agradecido que les hayamos abierto los ojos, porque han desistido de abrir un negocio con el que se habrían arruinado. Les prevenimos para el peor de los escenarios y que sepan que puede suceder’.

A pesar de este éxito, Agustí advierte de que es un proyecto sencillo y con recursos limitados: ‘Hay alumnos del dominio lingüístico del catalán y de toda España, y un 10% de extranjeros, más mujeres que hombres, quizá porque no hay otras escuelas. Nos piden que llevemos el proyecto a América Latina e incluso se han interesado en Pekín, pero es complicado sin la implicación de la universidad y la administración. No es una formación que el alumno vaya a rentabilizar de inmediato. Aquí, la Generalitat de Catalunya siempre ha apoyado’. Por suerte, hay personas cuyo compromiso moral transciende. 

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