Las futuras estrellas del Ballet de la Ópera de París llegan a Condeduque

Son la élite del ballet joven en Francia, los bailarines que en unos años integrarán e incluso serán las estrellas de la más importante de las compañías del país galo y toda una referencia mundial como es el Ballet de la Ópera de París. Su compañía ‘junior’ desembarca este martes en Madrid, en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, como parte de la programación de Veranos de la Villa. Son un total de 18 bailarines, de los 24 que la componen, y están comandados por José Carlos Martínez (Cartagena, 55 años), antiguo director de la Compañía Nacional de Danza (CND) que está al frente de la formación parisina madre desde 2022, y en cuyo mandato se ha creado este joven elenco que ahora hace su debut en España.

‘Empezamos en septiembre pasado, después de unas audiciones que realizamos hace justo un año, en julio, a las que vinieron 1.100 bailarines. De esos elegimos a los 24 que conforman el Junior Ballet de la Ópera de París. Tienen entre 18 y 23 años, y la idea era establecer un puente entre nuestra escuela de danza y la compañía [senior], por un lado, y también que gente que se haya formado en otras compañías pueda aprender cómo bailamos nosotros, para estar listos para entrar en el Ballet de la Ópera de París en un par de años’, explica José Carlos Martínez, que estos días está en Madrid para poner todo a punto para las dos representaciones, el 29 y el 30 de julio, que tienen previstas en la capital.

El Ballet de la Ópera de París fue la primera compañía de bailarines profesionales de Europa. Fundada durante el reinado (1643-1715) de Luis XIV siguiendo la tradición de incorporar la danza como una de las artes más exquisitas en la corte francesa que ya había iniciado Catalina de Médicis importando esta práctica de Italia cuando fue reina consorte de Francia, la Académie Royale de Danse fue creada en 1661, antes incluso que las de ópera (1669) o música (1672). Desde entonces, su labor se divide entre la conservación del repertorio tradicional y un compromiso con la nueva creación y los nuevos lenguajes.

El bailarín y coreógrafo José Carlos Martínez, actual director del Ballet de la Ópera de París. / Carlos Quezada

Cuenta Martínez que al llegar a su nuevo cargo en París se dio cuenta de que los jóvenes que estudiaban en la escuela que tiene la compañía, al terminar, no estaban listos para entrar en la formación más adulta, y que ‘necesitaban esa transición’. Son jóvenes con un contrato de profesionalización, es decir, con una parte de estudio y otra de experiencia profesional. Desde que arrancaron su preparación en septiembre pasado, y como han ido demostrando desde que debutaron en los escenarios en el mes de mayo, ‘han evolucionado mucho artísticamente, y ya son preprofesionales, están casi listos. No es una compañía profesional al 100%, pero bailan un repertorio que sí es de bailarín profesional’, asegura.

La escuela francesa de danza se caracteriza, dice Martínez, por hacer que todo parezca fácil. ‘No se muestra el esfuerzo, no se demuestra la técnica, que tiene que estar ahí pero siempre al servicio de la emoción’. Por eso, en la audición ya eligieron a bailarines que tenían potencial en esa línea y en los que se veía un margen de evolución. Que escuchaban la música de la misma manera, que respiraban como se hace en esa tradición. ‘Ahí hay un aprendizaje especial que no es forzosamente mejorar tu técnica, sino la manera de bailar y transmitir la emoción’. Esta temporada completarán una veintena de representaciones, pero la que viene se espera que sean ya unas 60.

Clásicos y actuales

El programa elegido para las funciones madrileñas está construido a imagen de un proyecto en el que los bailarines jóvenes deben aprender el repertorio del Ballet de la Ópera de París y adquirir experiencia con el trabajo de diferentes coreógrafos, tanto clásicos como actuales, porque tienen que saber cómo es trabajar con uno en directo. Del repertorio ya clásico y muy conocido, está el romanticismo exacerbado con el que Balanchine envovió la música de Tchakovsky en su Allegro Brillante, y un Béjart sobre la alegre Cantata 51 de J. S. Bach. Más actual es la coreografía de la belga-colombiana Anabel López Ochoa, que trabaja un vocabulario neoclásico en su Réquiem for a Rose con música de Schubert y ambientación sonora de Almar Kok. A eso se añade una creación propia de Martínez sobre música de Donizetti, Mi favorita, que hizo en 2002 para seis bailarines inspirándose en el trabajo de nombres tan diversos de la danza como el propio Balanchine, William Forsythe o Fred Astaire, y que ahora ha adaptado a un elenco de 18 miembros.

El Junior Ballet de la Ópera de París, en una de sus actuaciones recientes. / Julien Benhamou

Su visita es un buen momento para que José Carlos Martínez haga balance de su experiencia al frente del Ballet Nacional de la Ópera Nacional de París, una institución que tiene su sede estable en la Ópera Garnier pero que divide sus representaciones ‘en casa’ entre ese escenario y el de la Bastilla, durante estos casi tres años. ‘La diferencia principal con las formaciones españolas es que el Ballet de la Ópera de París tiene 360 años de tradición. Es una compañía muy antigua, que creó Luis XIV -explica en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA-. Así que yo llego a una institución que tiene un repertorio muy amplio, y mi misión es hacerla evolucionar, traerla a nuestro tiempo. Hacer ballets que hablen al público de hoy, con una programación actual pero que a la vez la tradición siga estando presente’.

Cuando se incorporó a su puesto actual, Martínez contaba con una ventaja: antes de ponerse al mando en Madrid de la Compañía Nacional de Danza, que lideró como director artístico entre 2011 y 2019, formó parte de la formación parisina durante 24 años, llegando a ser su bailarín estrella. Aun así, dice, ‘tomar las riendas de la compañía ha sido complejo, porque hay que gestionar la carrera de 154 bailarines [más del doble de la CND, por ejemplo]. Es una compañía muy, muy grande. Me ha llevado un tiempo meterme en la dinámica, pero ya estamos funcionando muy bien’, asegura.

Las dos funciones que ofrecerán en Condeduque son para el coreógrafo y bailarín ‘una oportunidad única de ver al ballet junior por primera vez en España. Si la gente tiene ganas de ver un buen espectáculo, y ver sobre todo danza clásica de hoy, que no se lo pierdan’, dice. Después viajarán a Santander para actuar en el marco de su Festival Internacional el 1 de agosto, como parte de una gira que ya les ha llevado, más allá de Francia, a países como Grecia, Reino Unido o Alemania.

Salir de la versión móvil