La Colección SOLO estrena un espectacular nuevo espacio con la galería Bowman Hal y una exposición de William Mackinnon como aperitivo

Hace ya siete años que David Cantolla y Ana Gervás fundaron lo que hoy es SOLO Independencia, el espacio con vistas a la Puerta de Alcalá que se ha convertido en el lugar al que acudir para ver un cierto tipo de arte en Madrid, ese conjunto de estilos y lenguajes a los que se ha venido llamando en los últimos tiempos nuevo arte contemporáneo o arte ultracontemporáneo. Un paraguas bajo el que podríamos agrupar, entre otros, el nuevo arte pop, la herencia del arte urbano, los lenguajes procedentes del cómic, los new media vinculados con la cultura digital o ese tipo de piezas fronterizas entre la escultura y el juguete que tan comunes se han hecho entre muchos creadores.

Aquel espacio era la ventana al público de una colección que se había comenzado a gestar años antes, la Colección SOLO, fundada por esa pareja que conforman el creador de Pocoyó y una de las herederas del imperio Mahou, y todavía hoy sigue siendo su principal depósito y escaparate. Pero con los años sus proyectos no han dejado de multiplicarse, y con ello la necesidad de nuevos espacios para albergarlos. Con una importante labor de mecenazgo, hace un tiempo pusieron en marcha un programa de residencias artísticas que se desarrolla en SOLO Castanedo, un refugio campestre ubicado en esta localidad Cántabra, y en el horizonte tienen la apertura de una futura sede en Lisboa. Pero lo que ya es una realidad es el proyecto en el que llevaban inmersos varios años: un nuevo y espectacular local en Madrid, en la Cuesta de San Vicente, que están inaugurando estos días, y que se presenta como un espacio mutante donde irán alojando progresivamente varios de los proyectos que o bien ya tienen en marcha sin residencia fija o bien están por venir.

SOLO CSV, que así se llama, es un espacio de 4.500 m² donde estuvieron en su día las oficinas del grupo editorial Semana y la imprenta Rivadeneyra. La obra ha corrido a cargo, como ya sucediera con SOLO Independencia, del estudio de Juan Herreros, uno de los más prestigiosos de la capital. Este viernes abría sus puertas al público con la inauguración del que será el primero de los espacios dentro de ese conjunto, la galería Bowman Hal donde SOLO Contemporary alojará sus exposiciones temporales con propósito comercial. Arrancan con una dedicada al artista australiano William Mckinnon que se podrá visitar hasta el próximo 12 de julio.

“En la labor de acompañamiento que hacemos con los artistas, hemos ido entendiendo que por supuesto que se les apoya comprándoles una obra o comisionándosela, y por eso nuestra colección sigue creciendo. Pero la mejor ayuda que podemos darles, donde más valor generamos a un artista, es cuando otros coleccionistas que no somos nosotros se hacen con su obra. Cuando conseguimos que otras instituciones los incluyan en sus colecciones y otras galerías se interesen. Así esos artistas pueden nutrirse de un ecosistema, gracias al nuestro, mayor del que tenían”, explica Óscar Hormigos, director creativo de SOLO Contemporary (el nombre que agrupa todos estos proyectos), para que se entienda qué les ha llevado a abrir Bowman Hal. Pretenden así generar con ellos un vínculo artista-galerista donde cada uno mantenga su independencia, porque “cuanto más independientes son los miembros de una relación, mejor funcionan”, dice bromeando con el símil de una pareja.

Al mando de Bowman Hal está Mun-Jung Chang, que lleva años trabajando en el universo SOLO. De la galería, a la que han bautizado con los nombres del astronauta y la inteligencia artificial de la película 2001: Una odisea del espacio, dice que pretende convertirse en ‘un espacio activo, abierto al diálogo y a sus públicos, que refleje nuestro compromiso con el arte como motor de pensamiento, y con los artistas que estamos trabajando’. Arrancan con Mackinnon, pero menciona a otros con los que ya existe un vínculo y que en algún momento verán expuesta su obra también allí. Nombres como Aaron Johnson (su muestra se presentará en septiembre y será en colaboración con la galería francesa Almine Rech), Siro Cugusi, filip custic o Mario Klingemann. Más allá de exponerles, la galería apoyará a los artistas de su programación facilitando sus procesos de creación, investigación, conservación o comunicación.

Galería al uso

En el laberíntico y gigantesco espacio que es SOLO CSV, Bowman Hall ocupa una zona diáfana que es solo un rincón de todo ese espacio. La exposición de Mackinnon con la que se estrenan reúne en torno a una docena de obras de gran formato, pinturas figurativas con algunos retazos de abstracción en las que el artista, que vive entre Melbourne y su casa en Ibiza, recoge visiones cotidianas de diferentes paisajes que transita con frecuencia (sus propias casas, los caminos que conducen a ellas…), con los que fantasea y a los que dota de una particular simbología emocional: las frecuentes señales que aparecen en las carreteras, por ejemplo, son en realidad alusiones a su propia vida, como la que prohibe volver atrás o las que indican situaciones de peligro.

El tríptico principal de la exposición 'Snakes And Ladders' de William Mackinnon en Bowman Hal. / Cedida

Mackinnon es un artista muy reputado en Australia pero del que todavía no sabemos mucho por aquí. Rebecca Rohdes, la directora de investigación de SOLO Projects, explica que justo ese es el cometido de Bowman Hal, ‘buscar esos artistas que ya están a mitad de carrera y que no son tan conocidos en Madrid para mostrarlos a nuevos públicos aquí’. La muestra que le dedican se concentra en el trabajo de estos últimos años, y se titula Snakes & Ladders (serpientes y escaleras) porque la vida, como ese juego, es un trayecto en el que se producen frecuentes subidas y bajadas.

Hay en las obras de Mckinnon, un artista muy aficionado al surf, mucha agua. Abundan las piscinas, algunas carreteras parecen ríos y hay incluso una obra en la que se ve a un surfista caminando entre las rocas mientras sale del agua con la tabla rota. Lo retrasta ‘justo en ese momento en que se levanta otra vez e intenta seguir adelante’, explica Rhodes subrayando ese mensaje del autor de superar lo momentos de dificultad. Hay también muchas casas. En varias de las pinturas aparece la suya en Ibiza o unas carreteras que, en medio de la noche, conducen a ellas: la idea de hogar y de encontrar tu lugar en el mundo es otra de las que obsesionan al australiano.

Llaman la atención sus juegos con la luz, con escenas nocturnas alumbradas por faros de un coche o farolas. También el amplio colorido de muchas de sus pinturas, los juegos con las perspectivas, algunas con un punto naíf, y el uso de materiales especiales: las ramas de muchos árboles están hechas con un adhesivo especial que construye un llamativo relieve.

‘Mis pinturas son la expresión de lo que se siente siendo parte del mundo. La complejidad y las capas que corforman toda esa gama de emociones, desde el deseo hasta la angustia, la imaginación, la añoranza, la pérdida, el amor, la familiaridad, el aburrimiento… Y lo maravilloso de pintar es que puedes apilar todas estas cosas una al lado de la otra y no es necesario que tengan sentido’, dice en un pequeño documental grabado para la galería Mckinnon, que define su trabajo como ‘música para los ojos’.

Desde la SOLO Contemporary no quieren desvelar por ahora qué otros proyectos acogerá el gigantesco espacio del que disponen a pocos metros de la Plaza de España, aunque van anunciando que, más allá de la galería, el siguiente será uno relacionado con el arte sonoro que inaugurarán después del verano. Los visitantes de la galería, eso sí, podrán ir atisbando ya algunos de esos espacios aunque no puedan acceder a ellos. Para acceder, incluso para ver las exposicones de Bowman Hal, hay que reservar la visita a través de su web o leyendo un QR que hay en la puerta del local, en Cuesta de San Vicente, 36. El ingreso, una vez hecho, es gratuito e inmediato.

Salir de la versión móvil