Como el Cid Campeador, según la leyenda, ganaba batallas después de muerto, ETA asoma la cabeza periódicamente para acaparar el debate político español casi 15 años después de su útimo atentado. La banda, que anunció en 2011 el cese definitivo de su actividad, ha vivido esta semana un nuevo renacer en los titulares y en los informativos de televisión después de que el Congreso aprobara por unanimidad una enmienda que permitirá que los etarras encarcelados acumulen el cumplimiento de penas en diferentes países –Francia y España, en este caso–, lo que propiciará que varios de los principales dirigentes históricos de la banda salgan de prisión antes de lo previsto. Pero, ¿por qué sigue levantando tantas ampollas un grupo terrorista ya desaparecido, que se disolvió además sin haber conseguido ninguno de sus objetivos, lo que objetivamente puede considerarse una victoria del Estado?
El apoyo del PP a la reforma legal que recortará las condenas a los terroristas, que Alberto Núñez Feijóo ha tildado de ‘injustificable error’, ha provocado una guerra interna en el partido que amenaza con llevarse por delante a pesos pesados del grupo parlamentario. La imagen, el miércoles, de Miguel Tellado, portavoz popular en el Congreso, sosteniendo en el hemiciclo un cartel con las caras de socialistas ilustres asesinados por ETA –como Ernest Lluch y Fernando Buesa–, para tratar de endosar al Gobierno la responsabilidad en la votación, no solo ha soliviantado a las víctimas de la banda, sino que sirve para ilustrar el nerviosismo que cualquier alusión heterodoxa a la banda terrorista provoca en la derecha.
‘ETA mataba y ahora no mata’
‘ETA ha desaparecido, y eso es un hecho muy importante. Los actuales presos no tienen posibilidad de reincidencia, porque la organización ya no existe. ETA mataba y ahora no mata, y seguir hablando de ETA como si no hubiese pasado nada a mí me parece un auténtico disparate’, afirma, en conversación con este diario, Ferran Cardenal. Quien fuera director general de la Guardia Civil entre 1993 y 1996 publicó el año pasado el libro ‘ETA contra Catalunya’, en el que repasa la actividad de la banda terrorista en la comunidad. Pero cita otro trabajo sobre el terrorismo, ‘Salir de la noche’, del periodista italiano Mario Calabresi, para apuntar cómo puede actuarse en un contexto en el que los asesinos empiezan a cumplir sus condenas: ‘La discreción y el silencio de unos y el tratar de seguir adelante de otros’.
Cardenal es contrario a ‘pasar página’ de lo que fue ETA, porque ‘hizo lo que hizo y no hay que olvidarlo’, pero no cree que actual debate beneficie a nadie: ‘La derecha utiliza este tema para desgastar, para apuntarse a una defensa que a menudo va más allá que la de las asociaciones de víctimas’.
‘No podéis dar más asco’
Sin duda, en este caso ha sido así. Una de las víctimas más activas en la defensa de la memoria de los asesinados, Consuelo Ordóñez –hermana de Gregorio Ordóñez y presidenta de la asociación Covite– fue muy clara, como suele, el pasado miércoles. ‘No podéis dar más asco’, saltó cuando vio las imágenes de Tellado con el cartel en el Congreso. Y añadió: ‘Quitad vuestras sucias manos de encima de nuestros seres queridos». En la misma línea se pronuncia Robert Manrique, víctima del atentado de Hipercor y también muy implicado en la defensa de los afectados por la actividad terrorista. ‘Lo único que hay que hablar sobre ETA es acerca de los atentados que están pendientes de resolución. Si de lo que se trata es de sacarla a colación para tirarse los platos a la cabeza es patético, muy triste. Y es una forma de utilizar el dolor de muchas víctimas’, dice a este diario.
Esta imagen será de las más repugnantes que me ha tocado ver en mi vida.
Resume a la perfección lo que significan nuestros familiares asesinados por ETA para vosotros.
¡Quitar vuestras sucias manos de encima de nuestros seres queridos!
No podéis dar más asco. pic.twitter.com/jw8BInwH2v
— Consuelo Ordóñez (@ConsuorF) October 10, 2024
No es el único que señala el valor de las víctimas como activo político, sobre todo para los partidos de la derecha, como una de las principales causas de que en España ETA reviva periódicamente después de llevar tantos años muerta. ‘Lo más bestia es que aquí hubo una derrota política de ETA, que llega un momento que entiende que no tiene sentido continuar y se disuelve sin haber sido capaz de sentar en una mesa al Estado para negociar una paz’, recuerda el politólogo Oriol Bartomeus, director del Instituto de Ciencias Políticasi (ICPS). ‘¿Cómo es posible que en los últimos años no hayan dejado de generarse broncas políticas sobre el tema? Porque hay un sector de la derecha, que va más allá del PP y más allá de la política, que está muy movilizado por este asunto, y por tanto el PP no puede dejar ir el asunto’, afirma.
En ese sentido, tanto él como Manrique coinciden en subrayar como significativas las palabras de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando hace unos días aseguró que ‘ETA está más fuerte que nunca’. ‘No dice nada que no esté pensado antes: hay un sector cualitativamente importante para el PP que responde a esa lógica’, dice el director del ICPS. El hecho de que Bildu sea uno de los apoyos sobre el que Pedro Sánchez sostiene su frágil mayoría en el Congreso no es ajeno tampoco a esa ecuación: ‘Sirve para fijar la imagen de un Sánchez rendido ante los herederos del terrorismo, y forma parte de todo un discurso que conecta con una de las sensibilades del PP’.
Mejor un escaño que una pistola
Manrique recuerda al respecto unas palabras del expresidente José María Aznar, que en 1996 dijo que es mejor tomar posesión de un escaño que de una pistola. ‘Suponiendo que Bildu sea ETA, que para mí no lo es, pues ahora tienen el escaño’, dice. La víctima de Hipercor añade, acerca de la votación de esta semana, que es dudoso que los diputados pudieran hacer otra cosa que acatar la convalidación del tiempo de condena cumplido en otros países. ‘Es una normativa europea’, asegura. ‘Si hay una ley que dice eso, pues hay que acatarlo. Viendo el nivel jurídico de algunos políticos, mejor que se hubieran dedicado a otra cosa. Mejor que dejen el tema de ETA aparte’.
Hay un último aspecto que también sorprende sobre la pasión y el populismo con que se aborda cualquier cuestión relacionada con ETA en el tablero político nacional: que contrasta con cómo se vive en otros sitios también marcados por el terrorismo. En Londres no hay tanto fervor en los debates cuando se habla de lo que fue el IRA, cuyo fin además sí vino precedido de una negociación. Y en el País Vasco ‘tienen que convivir todos, y lo ven de otra manera: allí no da rédito’, sostiene Manrique. Cardenal piensa que ‘es normal que donde se ha sufrido más la violencia sea donde más se quiera olvidar’. ‘ETA ya se ha convertido en un tema madrileño, como el ‘procés’, que se ha acabado en Catalunya pero sigue allí. Y sirve para pintar a Sánchez como el presidente de un gobierno claudicante frente a los enemigos de España’, concluye Bartomeus.