La Residencia de Señoritas fue una institución clave en el proceso de emancipación femenina impulsado por la II República. Por sus pasillos transitaron mujeres que, entre 1915 y 1936, se enfrentaron a una sociedad poco acostumbrada a que ellas lideraran corrientes del arte, la literatura, la política, el deporte, la filosofía… Son la llamada Generación del 25, las Sinsombrero. Opacadas por sus colegas del 27, sus aportaciones fueron clave para el devenir del país: la Fundación Ortega Marañón, en colaboración con PHotoEspaña, las ha querido homenajear con una exposición que reivindique su trabajo.
“Diez fotógrafas contemporáneas se han adentrado en este espacio con un mismo desafío: ir al encuentro con una de sus residentes y reflejarse en su espejo. Escritoras, científicas, poetas, oradoras, arquitectas… Mujeres audaces, pioneras, algunas silenciadas por la historia que hoy recuperan su lugar. Una generación olvidada que, al fin, recobra su espacio. El edificio, cargado de memoria, se ha convertido en un escenario vivo. En sus estancias se escuchan de nuevo sus voces, pasos y risas. Y, tras la cámara, una undécima artista observa en silencio. Testigos y cómplices, encargan la mirada contemporánea de quien las convoca y celebra”, explica Lucía Laín, comisaria de la muestra, que estará abierta al público hasta el 30 de julio.
Obra realizado por Marina Bobo para la ocasión. / CEDIDA
A lo largo del recorrido, 10 fotógrafas actuales, de distintas edades, bagajes y sensibilidades, dialogan con 10 figuras relevantes de dicha hornada para crear piezas de nueva producción. Las Sinsombrero homenajeadas son la periodista Josefina Carabias (por Sofía Moro), la política Margarita Nelken (por María Platero), la filósofa María Zambrano (por Ana Paes), la química Dorotea Barnés (por Elisa Miralles), la poeta Concha Méndez (por Laura C. Vela), la arquitecta Matilde Ucelay (Lurdes R. Basolí), la pintora Maruja Mallo (por Montaña Gama), la lexicógrafa María Moliner (por Alba Serra), la escenógrafa Victorina Durán (por Rocío Bueno) y la aviadora María Bernaldo de Quirós (por Marina Bobo).
“Mi labor ha sido rescatar las citas, los artículos y las imágenes que, luego, ellas se han encargado de analizar. De ahí surgieron ideas y cuestiones. A raíz de esa documentación, los artistas se han puesto en el espejo de estas pioneras. Estas mujeres volaron, cruzaron océanos internos e imaginarios. Vivieron guerras, machismos”, sostiene Laín. La muestra se completa con un reportaje de cinco imágenes que representan espacios simbólicos de la Residencia, realizadas por Ana Amado.
Vanguardia y modernidad
El origen de su apodo se remonta a los años 20, cuando Margarita Manso, Maruja Mallo, Federico García Lorca y Salvador Dalí rompieron el protocolo quitándose el sombrero en público. Era una forma de animar a la sociedad a liberar sus ideas. Un gesto que, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, les convirtió en rebeldes, especialmente a las mujeres. “Hemos hecho esta exposición para recuperar su memoria y la del lugar en el que nos encontramos. Es arte y vida. La Residencia fue un proyecto de vanguardia y modernidad. Fueron el motor de la igualdad en este país. Adelantaron la modernidad. Queremos proyectar el futuro desde el presente”, destaca Lucía Sala, directora de la Fundación Ortega Marañón.
María Zambrano, fotografiada en 1986. / ARCHIVO
Junto a Remedios Varo, Rosario de Velasco, Marga Gil Roësset, Rosa Chacel, Delhy Tejero y Ángeles Santos, entre otras, reflexionaron sobre la iconografía de la feminidad. De hecho, fueron de las primeras en acuñar fórmulas como autora, escritora, pintora… “Gracias a ellas podemos tenemos derecho a votar, divorciarnos, abortar… Vivimos tiempos de incertidumbre, por lo que hay que reivindicar su espíritu combativo. Sus historias son fascinantes”, relata María Santoyo, directora de PHotoESPAÑA, mientras adelanta que la muestra será itinerante y visitará otros espacios en el futuro. “Su legado nos puede hacer sentir honradas”, concluye.