El Modernismo, el vermut de Reus y los calçots de Valls: el recorrido por la Costa Daurada de ‘Som Gastronomia’

La cocina catalana está en plena forma y llena de sabor. Este año arrancó con fuerza como un gran referente en la cocina al ser proclamada Región Mundial de la Gastronomía, convirtiéndose en la primera región europea en recibir tal distinción. ‘Una oportunidad única para posar en valor nuestro patrimonio agroalimentario y culinario’, sostienen desde SOM Gastronomía.

La riqueza de su tradición marinera y agrícola dio lugar a la influencia del mar, que se refleja en productos como la gamba roja, el pulpo y la sepia, los cuales juegan un papel importante en muchos platos locales. Para acompañar estas delicias, los vinos de la Denominación de Origen Tarragona ofrecen una amplia gama de blancos suaves y tintos aromáticos, complementando perfectamente la diversidad y riqueza de la cocina local. 

Un largo listado de una oferta gastronómica conocida por sus productos de temporada entre los que destacan el esmarris, el xató, los calçots; una cebolleta alargada y tierna, asada y acompañada de la salsa de calçots, conocida popularmente como romesco y definida por los tarraconenses como ’salvitxada’, así como su famoso vermut, que alcanzó popularidad en Reus, ciudad pionera en su elaboración.

Reus, capital del vermut

El vermut es el nuevo Gin Tonic. Esta bebida alcohólica aromatizada, elaborada a base de vino al que se le añaden hierbas, especias y otros ingredientes botánicos es la nueva protagonista cuando llega la hora del aperitivo. ‘Anualmente se consume en España entre 25 y 30 millones de litros de vermouth’, según los datos registrados por la Asociación Española del Vermouth. Su sabor puede variar entre dulce y seco, y es ideal para estimular el apetito antes de las comidas. Reus, en Tarragona, se convirtió en el principal productor del vermut en España llegando a consolidarse como la capital del vermut. La ciudad modernista destaca por sus bodegas centenarias como Bodegas Yzaguirre, en El Morell desde 1884 hasta la actualidad llega a comercializar en 35 países de Europa, Asia, América y África, o Miró Vermouth donde se elabora siguiendo la fórmula original desde 1914 o Casa Vermouth Padró que ‘no nace como una bodega’, sostiene María, guía turística en las visitas a Casa Vermouth Padró. Todo empezó en 1886 con la unión matrimonial de Daniel Padró Porta y Rosa Valdozera Cardona y con la apertura de un pequeño establecimiento de vinos con una sola prensa en medio del pueblo de Bràfim (Tarragona) donde vendían sus anisados y destilados.

Casa Padró y su vermut. / A.S.M.N.

Sin embargo, no fue hasta la segunda generación cuando se desarrolló la actividad industrial, trasladando la fábrica de alcoholes, ampliándola y construyendo el primer edificio de las instalaciones que actualmente es la casa de la producción y museo, inaugurado en 1916 y un segundo almacén contiguo finalizado en 1932.

Casa Padró y su vermut. / A.S.M.N.

Después, la tercera generación decidió cesar la producción de aguardientes para centrar el negocio en la comercialización y la elaboración de vinos y vinos de licor dulces y secos. La cuarta se encargó del embotellado de algunos de los vinos elaborados, en botella de vidrio y cajas de madera para abastecer economatos de grandes empresas de la época. Y no fue hasta la quinta generación, que a pesar de mantener la misma filosofía de comercialización a granel y embotellado de vinos de calidad, de mistelas y vermuts, fue la encargada de la modernización de los procesos enológicos y nuevo embotellado, así como el aumento de hectáreas de viñedos propios y nuevo almacén de recepción de vendimias.

Botánicos de Casa Padró y su vermut. / A.S.M.N.

‘Llevamos en funcionamiento desde 1886, pero no empezamos a embotellar hasta 2014 tras un proceso de recolecya de nuestra uva, prensado, fermentación y vinificación’, añade Busquets, quien recuerda con añoranza su infancia marcada por este vino donde ya se consumía en casa de su abuelo. En la actualidad, el enólogo Mario García se encarga de jugar con la combinación de botánicos entre una selección de más de 150 para sacar su máximo potencial a esta bebida que tiene un vino de base mezclado con infusión de botánicos, ajenjo, azúcar, mistela y alcohol vínico para llegar a la graduación esperada, que después se deja madurar en barricas de roble. Y si el color final no es el esperado, Casa Padró, utiliza el caramelo ‘que no interfiere en el sabor’.

Reus, la gastronomía de Ferrán Cerro

Buena cocina de producto de mercado y de temporada hecho al momento es la especialidad del chef Ferran Cerro (Reus, 1988). Comenzó su carrera culinaria en 2004 y se formó en algunos de los mejores restaurantes de España, como El Celler de Can Roca, Arzak, Sant Pau de Carme Ruscalleda y el chef catalán Sergi Arola, entre otros.

El restaurante de Ferrán Cerro, en Reus (Tarragona). / A.S.M.N.

En 2017, abrió su propio restaurante en Reus, que pronto se quedó pequeño debido a su éxito. En 2020, inauguró un nuevo local en la Pl. del Castell y recibió su primer Sol Repsol. Ese mismo año, su restaurante fue elegido Restaurante Revelación 2021 por la Guía Gourmand y obtuvo su primera mención en la Guía Michelin. Desde entonces ha renovado el reconocimiento de Repsol por quinto año consecutivo. En sus fogones no quiere ‘robots, quiero cocineros que prueben, fallen y cocinen’, expresa a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

El chef Ferran Cerro. / A.S.M.N.

Su cocina se caracteriza por su enfoque en productos de mercado y de temporada, elaborados al momento para destacar su frescura y sabor y es por ello que cada dos o tres meses cambia la carta que hasta la fecha ha sido testigo de un total de 784 platos, todos ellos diseñados en bocetos previos a mano alzada para que el emplatado ya quede dibujado. ‘No se repite ningún plato en todos estos años que llevamos abiertos, a excepción del arroz’. Un arroz que no lleva sal para que el comensal no tenga la necesidad constante de estar bebiendo agua, sostiene.

Valls, el lugar donde nacen los calçots

Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX un campesino conocido como ‘Chat de Benaiges’ en el municipio de Valls a falta de alimento decidió comerse dos cebollas grilladas que se le habían quemado en la parte del huerto donde había cultivado cebollas blancas. El campesino cosechó las piernas que habían salido de las cebollas, cortó las raíces y las asó a la llama; después sacó la capa ennegrecida por el fuego y se las zampó aliñadas con aceite, vinagre y sal.

Valls, el lugar donde nacen los calçots. / A.S.M.N.

El gusto, mucho más suave que el de la cebolla, le gustó tanto que decidió experimentar sobre ese cultivo hasta que estableció el procedimiento que conocemos hoy en día: sembrar semilla de cebolla blanca en los últimos meses del año, arrancarla una vez germinada y crecida, guardarla sólo una vez y plantarla de nuevo. El nombre de ‘calçot’ viene del hecho de que a medida que crece, la planta debe irse ‘calzando’, es decir rodeando de tierra, hasta el momento de cosecharla, habitualmente durante los meses de invierno, explican desde el propio consistorio.

Valls, la cuna de los calçots, es el lugar donde nace la calçotada, una de las tradiciones gastronómicas más representativas de Cataluña. Esta conmemoración, que trasciende lo culinario para convertirse en un evento social, tiene como protagonista al calçot, una cebolla tierna asada a la brasa y acompañada de una salsa similar al romesco. Se disfruta con carnes a la parrilla, vino y un ambiente festivo, donde compartir la mesa es parte fundamental de la experiencia. Una media de 12-15 calçots se comen por persona en cada uno de los hogares, ya que la carne de después complementa el menú y la saciedad.

Carne de butifarras catalanas y costillas. / A.S.M.N.

La Gran Fiesta de la Calçotada, que se celebra a finales de enero, es el evento más destacado para los aficionados a este plato. Sin embargo, durante toda la temporada (de noviembre a abril), numerosos restaurantes y masías de la zona ofrecen menús especiales con calçots, carnes a la brasa, pan con tomate y vino local.

Calçots. / A.S.M.N.

El calçot tiene Indicación Geográfica Protegida (IGP) y solo se cultiva en cuatro comarcas: Alt Camp, Baix Camp, Tarragonès y Baix Penedès. En El Rourell, Majols Natura es uno de los principales productores de esta exquisitez. Se trata de una zona de cultivo de auténtico privilegio, situada a orillas del río, que se ve muy beneficiada por los efectos del rocío durante el invierno. Además, el riego natural con agua de pozo, hace que los calçots sean más tiernos y dulces. Todo ello sin dejar de lado el método artesanal que es lo que da verdadera calidad al calçot y así, no perder el contacto con la tierra. Además, a pocos metros de sus fincas se encuentra el Fortí del Rourell, un fortín templario del siglo XII que alberga calçotadas en un entorno histórico único, con menús completos y visitas guiadas que combinan historia y gastronomía local.

Fortí del Rourell, un fortín templario del siglo XII. / A.S.M.N.

Visita a Casa Navàs

Como parte de la estrategia de promoción turística de la Costa Daurada, la mansión modernista se presenta como una de las visitas imprescindibles. Recorrer el interior de Casa Navàs es una experiencia única que solo se puede vivir en pocos edificios, uno de los mejor conservados.

Interior de Casa Navàs. / A.S.M.N.

Ubicado en la plaza del Mercadal, la casa tienda de la familia Navàs-Blasco es una de las obras más lujosas diseñadas por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, el padre modernista de Gaudí. A pesar de los daños sufridos durante los bombardeos de la Guerra Civil, su fachada sigue siendo imponente.

Fachada de la Casa Navàs de Reus. / Cedida

Sin embargo, el verdadero tesoro se encuentra en el interior, donde los amantes del Modernismo quedarán asombrados por las vidrieras de colores, pinturas murales, cerámicas florales, tapicería de seda y muebles elaborados por los mejores ebanistas de la época. La imponente belleza de la casa refleja la fortuna de sus dueños, prominentes comerciantes de telas, y subraya el papel destacado de Reus en su época como la segunda capital de Cataluña.

Casa Navàs de Reus / Cedida

Otra parada imprescindible para disfrutar de la cocina de Tarragona es el restaurante Bruixes de Burriac by Jaume Drudis, presente en la Guía Michelin, ofrece los cultivos de la zona del Baix Gaià, en el caso de las verduras y de las lonjas más cercanas si hablamos del pescado, por otro lado, la carne proviene de los mejores pastos. Este establecimiento destaca por su propuesta gastronómica que fusiona la tradición culinaria catalana con toques innovadores, ofreciendo una experiencia única en cada plato.

Cocina mediterránea y de mercado en el restaurante Bruixes de Burriac by Jaume Drudis, en Alfafulla (Tarragona). / A.S.M.N.

Con una cocina de calidad, productos locales y de temporada, es el lugar ideal para saborear los sabores auténticos de la región en un ambiente acogedor y exclusivo en el Hotel Claustre Alfafulla, a tan solo 15 kilómetros de Tarragona. Una combinación de sabores del mar y la montaña, utilizando los productos más genuinos del Camp de Tarragona. Una opción que cautivará a los paladares más sofisticados.

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