El grito de la música frente a la América de Trump: James Brown y Bruce Springsteen en la era del desencanto

En un Estados Unidos profundamente polarizado, con Donald Trump de regreso en la Casa Blanca, donde sus políticas regresivas y su retórica autoritaria reavivan las viejas heridas, los himnos de James Brown y Bruce Springsteen se han convertido en espejos de una sociedad que sigue buscando su identidad.

El 16 de febrero de 1966, cuando Brown lanzó ‘It’s a Man’s Man’s Man’s World’, su poderosa voz no solo gritaba la supremacía masculina, sino que, en el fondo, dejaba claro que esa gloria no existía sin la otra mitad del cielo. Hoy, bajo el mandato de Trump, su canción resuena como una crítica incómoda a los retrocesos en los derechos de las mujeres y las crecientes restricciones al aborto. Un país que, tras décadas de luchas feministas, parece regresar a los tiempos en los que la equidad de género era una lucha secundaria. La canción del cantante de soul, una vez un himno de empoderamiento, ahora se escucha como un triste recordatorio de que el patriarcado sigue muy vivo, no solo en la música, sino en la política.

It's a Man's Man's Man's World.

James Brown . pic.twitter.com/Kmt65cadpT

— Hipsteria (@hipst_eria) December 18, 2024 La manipulación del patriotismo

En cuanto a Springsteen, pocos himnos han sido tan malinterpretados como ‘Born in the U.S.A’.. Desde su lanzamiento en febrero de 1984, la canción ha sido vista erróneamente como una celebración de la grandeza de América. Sin embargo, el cantante nunca cantó sobre la gloria de ser estadounidense, sino sobre el desencanto de una generación traicionada, los veteranos de Vietnam abandonados a su suerte. Mientras el presidente Reagan y sus seguidores tomaban la canción como un grito de guerra patriótico, Springsteen se refería al abandono, a la lucha de una clase trabajadora ignorada por el sistema.

Bruce Springsteen – Born in the USA https://t.co/SVHPT6mu0s pic.twitter.com/nPBolEDmPh

— Andrea Keppel ️‍ (@AndyCapp60) November 4, 2024

En la era Trump, esta canción se ha convertido en un símbolo de la manipulación patriótica, usado en mítines de un presidente que promete recuperar la grandeza perdida. Pero, como lo mostró Bruce Springsteen, esa grandeza nunca fue para todos. En una nación dividida, donde la clase trabajadora se siente cada vez más frustrada y olvidada, la canción se convierte en un himno de protesta, de aquellos que no se reconocen en el ‘gran sueño americano’ que Trump promete restaurar.

La nostalgia de una América ‘mejor’: ¿y para quién?

La nostalgia de una ‘América mejor’ es un tema recurrente en los discursos de Trump, pero ese pasado glorificado es, a menudo, una ficción que olvida las luchas sociales y las personas que fueron excluidas. Con políticas regresivas que apuntan a desmantelar los derechos reproductivos, a restringir la inmigración y a alimentar la desigualdad social, el presidente promete un regreso a un ‘pasado dorado’ que nunca fue dorado para todos.

Las canciones de Brown y Springsteen, entonces, cobran una nueva dimensión. Representan la resistencia frente a un sistema que no solo ha fallado, sino que, bajo la administración Trump, sigue reescribiendo la narrativa de una América ‘perfecta’ a expensas de las minorías, las mujeres y otros colectivos. Mientras la polarización se intensifica y la desinformación corre libremente, estas canciones siguen siendo una forma de resistencia. Ambas representan el grito de aquellos que luchan por una sociedad más justa, por un país que no olvide a los que han sido dejados atrás. Como lo demostraron estos dos artistas, la música nunca es solo música. Es memoria, es protesta, es una forma de hacer visible lo que muchos prefieren ignorar.

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