Cómo leer el ‘Infierno’ de Dante en el siglo XXI: ‘Es un cuento de terror cruel y fascinante’

Dante Alighieri escribió que la Divina comedia se puede leer de cuatro modos: literal, alegórico, moral y espiritual. Asimismo, puede el lector dedicarse a rastrear el sinfín de referencias históricas y mitológicas de la obra, pues de personajes de ambas categorías ofrece extensos directorios. Jorge Luis Borges aconsejaba el modo literal. ‘Quiero solamente insistir sobre el hecho de que nadie tiene derecho a privarse de esta felicidad, la Comedia, de leerla de un modo ingenuo -dijo en una conferencia-. Después vendrán los comentarios, el deseo de saber qué significa cada alusión mitológica […]. Al principio debemos leer el libro con fe de niño, abandonarnos a él’.

Blackie Books hace suya la recomendación borgiana en su edición de Infierno, la primera de las tres partes de la Divina comedia, que el sello barcelonés ha publicado dentro de la colección Clásicos liberados. ’En el fondo es un cuento de terror de una crueldad y una ambición desmesuradas -defiende Jordi Martí, editor de dicha colección-. Dante se pierde en un bosque, le acechan tres fieras y a su rescate acude un espíritu [el de Virgilio] a petición de otro espíritu [el de Beatriz, la amada de Dante]’. La vía de escape por la que Virgilio guía a Dante, siguiendo con la analogía gótica, no es otra que la casa encantada definitiva: el infierno, ’una estructura monstruosa’ que el autor ‘describe con una minuciosidad fascinante’, señala Martí.

Poesía y prosa

Infierno se presenta aquí en dos versiones. Por un lado, el texto original italiano, escrito en tercetos encadenados, en la edición de Giorgio Petrocchi. Por otro lado, la versión en prosa realizada por Natalino Sapegno, dividida, como el poema de Dante, en 34 cantos, y traducida por Francisco J. Ramos. Varios artículos contextualizan y traen al presente el inframundo creado por el poeta nacido en Florencia alrededor de 1265 y fallecido en Rávena en 1321. Una de las sabrosas apostillas que puntúan la versión en prosa hace notar que el infierno de Dante tiene la configuración y los mecanismos de un videojuego. Virgilio y Dante descienden por el circuito infernal igual que Mario y Luigi atraviesan pantallas.

Linchamiento de Jesse Washington en Waco, Texas (1916). / FRED GILDERSLEEVE

A Infierno le siguieron Purgatorio y Paraíso. La Comedia, como se llamaba el conjunto antes de que Boccaccio le añadiera el adjetivo divina, fue un hit instantáneo en tiempos anteriores a la imprenta. De la trilogía se conservan nada menos que 800 manuscritos, informa Daniel López Valle en el artículo Dante y la Comedia. Por su parte, Ana Garriga y Carmen Urbita, las responsables del podcast Las hijas de Felipe, revelan en Místicas, teólogos, excursionistas: el infierno, destino turístico el impacto que la pormenorizada guía del averno firmada por Dante tuvo en las visiones de Francisca Romana, por ejemplo. Poca duda cabe de que la mística conocía el infierno dantesco mucho más allá de la célebre inscripción de bienvenida destinada a los condenados: ‘Abandonad toda esperanza, los que aquí entráis’.

Detalle y sofisticación

Aunque el infierno ya existía como espacio de castigo para algunos muertos en muchas creencias religiosas, no solo en el cristianismo, Martí sostiene que Dante prácticamente lo inventó debido al detalle y la sofisticación con que retrató tanto el lugar como los tormentos eternos que allí sufren los pecadores. Tormentos, por cierto, personalizados en función de los pecados cometidos, una panoplia mucho más amplia que los siete pecados capitales. No es spoiler decir que el infierno de Dante se divide en nueve círculos cada vez más estrechos, correspondientes a otros tantos grupos de faltas cada vez peores, con algunos círculos a su vez subdivididos (el noveno círculo, por ejemplo, está subdividido en diez fosas específicas). Es bastante conocido. Pero precisar pecados y tormentos asociados sí que afectaría a una primera lectura ‘con fe de niño’ de Infierno.

Lucifer mide un kilómetro y medio

El arquitecto Antonio Manetti hizo un cálculo de las medidas del infierno a partir de las descripciones de Dante. Galileo Galilei pronunció en 1588 dos lecciones ante la Accademia Fiorentina en las que refinó y validó las conjeturas de Manetti. Martí considera ese episodio ‘un éxito literario enorme’. No pasa cada siglo que la ciencia se ponga a explicar una fantasía literaria. En el artículo Forma y estructura del infierno, Alessandro Maccarrone, doctor en Física Teórica por la Universitat de Barcelona, pone al día los razonamientos de Galileo y traza una cartografía en toda regla del cono invertido infernal, así como la anatomía del mismísimo Lucifer, cuyo pubis está en el centro exacto de la Tierra: sus brazos medirían 500 metros y su altura sería de un kilómetro y medio.

Ilustración de la estructura del infierno de Dante. / BLACKIE BOOKS

Moscas y avispas

Solo un pequeño spoiler: antes del primer círculo del infierno se encuentra una especie de vestíbulo donde padecen ’las deleznables almas que vivieron sin mancillarse de infamia y sin hacer obras dignas de alabanza’, comunica Virgilio a Dante. Y este comprende que son las almas de ‘los viles, despreciados tanto por Dios como por los demonios’ debido a su tibieza en vida. El sadismo del escritor comienza a desplegarse: esas ánimas son atacadas continuamente por moscas y avispas. ‘El desprecio de Dante por los que nunca se han pronunciado ni a favor ni en contra es absoluto y lo demuestra con un suplicio ridículo’, observa Martí.

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