Ha pasado poco más de dos meses desde la reunión mantenida a finales de mayo entre el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y el presidente de Aena, Maurici Lucena. Apenas 69 días en los que, sin embargo, todo ha cambiado radicalmente. Las buenas formas y palabras de las dos partes tras el encuentro, del que ambos mandatarios salieron con la convicción de que sería el principio del fin de la crisis de sinhogarismo del aeropuerto de Barajas, han saltado por los aires, mutadas en un choque cada vez más agrio y aparentemente irresoluble.
En aquella reunión Aena y el Ayuntamiento alcanzaron un acuerdo según el cual el gestor aeroportuario se comprometía a costear un censo pormenorizado de las cerca de 400 personas sin hogar que llevaban meses pernoctando en el aeropuerto, elaborado por una empresa del tercer sector; mientras que el Consistorio madrileño prometió reforzar la atención social y la presencia de sus Equipos de Calle en Barajas. Asimismo, ambos acordaron reunirse periódicamente para analizar la situación y mantener una interlocución continua en todo momento.
‘Vamos a seguir trabajando incansablemente para darle una solución a esas personas’, afirmó Almeida al día siguiente en los platós televisivos, donde mostró su satisfacción su satisfacción por haber podido ‘superar las diferencias’ con Lucena para centrarse en lo ‘verdaderamente importante’. En la misma línea, el presidente de Aena también pasó por antena para celebrar el ‘comienzo de una hermosa amistad’ y que el Ayuntamiento ‘se concentre en la resolución de un problema que afecta a un colectivo que merece toda nuestra delicadeza’.
Del espejismo de paz a la guerra
Durante un tiempo, el tono conciliador y la disposición a remar todos a una se mantuvieron, al menos, en la superficie. No obstante, no duró mucho. La primera grieta apareció el 1 de julio, cuando el Gobierno municipal, todavía a la espera del censo prometido para finales de junio, anunció la puesta en marcha de un dispositivo de emergencia para acoger a los sintecho del aeropuerto en el centro Pinar de San José, en el distrito de Latina.
El recurso, habitualmente dedicado a la Campaña del Frío municipal, cuenta con 150 plazas operativas durante cuatro meses, entre la segunda quincena de julio y la segunda quincena de octubre. Según informó el Área de Políticas Sociales, el centro ofrece alojamiento, comida y aseo a las personas que acepten trasladarse desde Barajas; así como un servicio de atención personalizada para facilitar su salida hacia una vida autónoma o su derivación a otros recursos de la red municipal.
‘Es uno de los compromisos que también tuvimos con AENA y nosotros vamos a cumplir en ese sentido’, declaró entonces el regidor madrileño a los medios – en lo que parecía a todas luces un recado a Aena por su retraso en la elaboración del censo, previsto para finales de junio-, antes de añadir que el equipo de Gobierno iba a ‘seguir trabajando con Aena y con las entidades del tercer sector y con nuestros equipos de intervención social para poder solucionar definitivamente este problema’.
El centro de Pinar de San José abrió sus puertas oficialmente el pasado 14 de julio. Apenas dos días después, el 16 de julio, Aena lanzó un comunicado en el que exponía que ‘una vez disponible el referido centro de acogida con capacidad suficiente, las personas que pernoctan en el aeropuerto están siendo informadas de que, en los próximos días, no será posible permanecer en las instalaciones’. En el mismo, el gestor aeroportuario insistía en su falta de competencias de atención social y celebraba la ‘coordinación, el ‘liderazgo’ y la ‘voluntad de cooperación’ del Gobierno municipal en las últimas semanas
Expulsión de los sintecho y cruce de declaraciones
Pese a este halagador remache final, esa nota fue la segunda y, a la postre, definitiva grieta que ha hecho saltar por los aires la breve entente entre ambas instituciones. Desde la consumación de la expulsión de los sintecho de Barajas, ejecutada una semana después del comunicado, Aena y el Consistorio se han enzarzado en un cruce de declaraciones y reproches que va in crescendo a cada día que pasa.
Por el lado municipal, tanto la alcaldesa en funciones, Inma Sanz, como el delegado de Urbanismo, Borja Carabante, y el de Políticas Sociales, José Fernández, han cargado contra la decisión ‘unilateral’, ‘cruel’ y ‘desalmada’ de la empresa pública, que supone incumplir el compromiso sobre el censo y ‘estropear en gran parte’ el trabajo de vinculación desarrollado estos últimos meses por los servicios sociales.
Además del intercambio de calificativos cada vez más gruesos, el Ayuntamiento ha resuelto romper relaciones institucionales con Aena y dejar de acudir a las reuniones periódicas del Grupo de Trabajo. Por su parte, el ente público ha salido al paso de las acusaciones con sendos comunicados, el último este lunes, en el que pide ‘poner fin a la venenosa polémica’ generada por los representantes de Cibeles, acusa al Gobierno municipal de ‘esquivar su obligación legal’ y le reclama que “recupere su presencia de ánimo, abandone el activismo político y vuelva a la institucionalidad”.
Como cabía esperar, la réplica del Gobierno municipal no se hizo esperar. Este martes, horas después de la última nota de Aena, Sanz afirmó que se han ‘constatado’ dos cuestiones: que ’Aena y el Gobierno de España nunca tuvo la voluntad de cumplir sus compromisos’, y que ‘a algunos se les ha caído la careta de falsa humanidad’ y de ‘buenismo’. ‘Yo siento mucho esa decisión unilateral, que les avergüenza, indudablemente les tiene que avergonzar, porque se les ha caído su careta de falso buenismo y de falsa humanidad’, ha afirmado Sanz, para quien en estos momentos la entidad pública ‘está tratando de atacar el trabajo’ de los servicios sociales municipales.