Cuando Sánchez logró la investidura, un dirigente de una patronal catalana (no Foment) me expresó su satisfacción: “necesitábamos un Gobierno y seguir normalizando Cataluña, es positivo”. Le inquirí por el pacto entre el PSOE y Sumar sobre la reducción de la jornada laboral de las 40 horas del Estatuto de los Trabajadores de 1983 a las 37,5 en el 2025. Sonrió: “vale, es un acuerdo para la galería que no podrá implementarse. Ni Junts ni el PNV lo votarían, porque en Cataluña y Euskadi hay muchas pymes que saldrían perjudicadas”.