Uno de los datos más llamativos y menos aceptables para que un gobierno cualquiera incumpla sus programas y trate de disimularlo deriva de la definición con que quiere demostrar al resto su condición de “progresista”. En ese marco, se ha situado ahora una polémica que afecta directamente a millones de personas y que se ha convertido en una pieza clave de las discusiones sobre cómo será la sociedad que viene. Se trata del asunto de la pobreza, creciente en gravedad y en número a una velocidad que amenaza con convertirlo en un problema global.
Un vía crucis
