Los espectadores que compren su entrada para ver Los pilares de la tierra, la superproducción musical que se estrena este miércoles en el Teatro EDP Gran Vía, encontrarán las paredes, el techo y el escenario de la sala completamente recubiertos por listones de madera, con tallas de santos y ángeles ubicadas en algunas esquinas. Así les será más fácil imaginarse dentro del esqueleto de una catedral gótica en construcción, la de Kingsbridge, ese edificio en torno al cual se desarrolla la historia épica del célebre best seller de Ken Follett, que después de 50 millones de ejemplares vendidos, una serie de televisión, varios juegos de mesa y un videojuego presenta ahora en Madrid su versión teatral cantada. Aunque su productora se empeñe en promocionarla como tal, no es la primera: hace unos años ya se estrenó otra versión en Dinamarca, aunque no tuvo mucho recorrido. Madrid, vendida por el gobierno local y los empresarios del sector como la tercera gran capital mundial de los musicales después de Nueva York y Londres, parece un trampolín más favorable para que este título se convierta en un habitual de las carteleras.
En esta ocasión, la productora beon.Entertainet ha tirado la casa por la ventana con esta producción propia y original de una archipopular historia épica ambientada en la Inglaterra del siglo XII, cuando la arquitectura da el salto del románico al gótico. La trama sigue a una serie de personajes que orbitan alrededor de la construcción de una gran catedral, con un argumento hecho de conflictos de poder y de romances entre los diferentes estamentos sociales de una sociedad todavía marcada por el feudalismo. El proyecto ha contado con una inversión de 4,5 millones de euros, desplegará a 27 actores en escena y hasta la música se interpretará en directo por un grupo de siete músicos a los que solo en algunos momentos de la acción se suma una orquesta de 40 instrumentos grabada previamente. Hasta el propio Ken Follett, escritor con agenda de estrella, estaba este martes en Madrid para presentar un espectáculo que espera ser el próximo gran reclamo de ocio de una ciudad que se ha acostumbrado a ver con frecuencia colapsada una de sus arterias principales por el público numeroso de este tipo de espectáculos.
‘Estoy muy nervioso con el estreno… ¿Y si algo sale mal?’, bromeaba el novelista británico subido al escenario del teatro de Gran Vía, y se apresuraba a tranquilizarle el productor ejecutivo del musical, Dario Regattieri, que lleva demasiado tiempo, esfuerzo y dinero invertido en este proyecto como para que falle nada. Se acababan de ver en escena dos números del espectáculo para que la prensa pudiera hacerse una idea y captar algunas imágenes: el ajusticiamiento inicial que conforma el prólogo y otro que se llama La canción de Tom, por uno de los protagonistas. El autor de la historia original parecía satisfecho. ‘Cuando lo escuchaba pensaba: ¿de verdad escribí yo esto? Es maravilloso. Para mí es muy importante poder transformar mi historia para contarla en un medio diferente, pero que siga siendo la mía’, decía el británico con sus buenas y campechanas dotes de escritor querido por el público. ‘Todo el mundo que ha visto el espectáculo lo adora, igual que yo adoro a mi libro. Mañana será un gran triunfo para toda esta gente que lo ha hecho posible, pero también para mí’, apuntaba en referencia al estreno de este miércoles, al que también asistirá.
Ken Follett, en la presentación de 'Los pilares de la tierra' en Madrid. / J.J. Guillén – EFE
Un proyecto retrasado por el covid
Un trabajo como este implica mucho tiempo de preparación previa. Lo contaba Regattieri, acostumbrado a llevar a cabo superproducciones parecidas a esta como fueron en su día El tiempo entre costuras o La historia interminable: ‘Llevamos seis o siete años con este proyecto. El covid truncó el primer intento que surgió en esta andadura, pero parece que a la tercera va la vencida’. También explicaba que para él era fundamental que la historia que se cuenta en Los pilares de la tierra no se quedara en el escenario, sino que acompañase al espectador desde que entra al teatro. ‘Era fundamental construir una catedral’, decía en relación a la estructura de madera que envuelve el patio de butacas y el escenario. En algún momento del espectáculo se verá, además, un enorme y colorido rosetón flotando sobre los actores. Pero habrá más elementos que conviertan todo el show en una experiencia inmersiva, entre ellos muchos generados por inteligencia artificial. Del diseño de todo ese aparataje escenográfico se ha ocupado Ricardo Sánchez Cuerda.
El elenco de 'Los Pilares de la Tierra', con Follet en el centro, delante del gran rosetón que es parte de la escenografía. / J.J. Guillén – EFE
La música, que como todo en este proyecto es original, corre a cargo de Iván Macías, que hablaba del reto de estar a la altura ‘de un símbolo de la literatura internacional’. Más desafío todavía parecía el del libretista Félix Amador. A él le ha tocado condensar las más de mil páginas de novela en dos horas y media de obra. ‘Pero son dos horas y media muy intensas -decía-. Hemos trabajado el argumento y la música para conseguir un ritmo de cine en el que las escenas entran, salen, los personajes se solapan… El reto principal era que no había un protagonista, sino siete personajes principales y otro muchos con un papel importante. Así que nos hemos ido a la emoción, a las decisiones que toman los personajes y cómo estas les afectan. Hemos intentado contar historias dentro de historias, para que toda la esencia de la novela esté ahí’. Respecto a las canciones, añadía, ‘me siento la persona más afortunada por haber podido recoger la narrativa maravillosa de Ken Follett, ponerla en las notas de Iván y crear unas canciones que cuenten la historia pero que no parezcan argumento, para conseguir ese ritmo de cine’.
De izda. a dcha., Iván Macías, Dario Regattieri, Ken Follett y Félix Amador en la presentación en Madrid de 'Los pilares de la Tierra'. / J.J. Guillén – EFE
Que los musicales madrileños se nutren en buena medida de un público que llega de fuera, y más en el caso de la adaptación de un best seller internacional como este, que no es franquicia ni tiene otra producción rival representándose en los broadways del mundo, quedaba de manifiesto en otra de las novedades que presentaba orgulloso Regatteri. ‘Por primera vez no solo en España, sino también en Europa, vamos a contar con unas gafas que tienen una pequeña pantalla y con las que todo el público que no habla español podrá ver lo que pasa en escena y a la vez unos subtítulos proyectados en las gafas. Estamos traduciendo a muchos idiomas el texto principal’. No solo eso. Con esas, las llamadas ‘global glasses’ de realidad aumentada, también las personas sordas ‘podrán entender todo lo que está pasando en escena, todo lo que se está cantando y diciendo’. Se trata de no dejar a nadie fuera. Y hacer taquilla, claro.
Por lo que respecta al elenco, Teresa Ferrer y Cristina Picos se alternarán en el papel de Aliena de Shiring, Javier Ariano será Jack Johnson, Noemí Mazoy dará vida a Ellen, Julio Morales a Tom Builder, Javier Ibarz a Walleran Bigod, Alex Forriols a Willian Hamleigh y Gustavo Rodríguez a Philip, por nombrar solo a los principales. Federico Barrios Fierro se ha ocupado de la dirección y coreografía, María José Santos es la supervisora vocal y Marietta Calderón la diseñadora de vestuario.
Más acento turístico: la productora también ha lanzado una app llamada Los pilares de Madrid que permitirá a los usuarios hacer una especie de gincana por la capital inspirada por el musical. Quizá uno de los retos sea el de cómo esquivar las colas de Gran Vía para llegar sano y salvo a ver este espectáculo.