Sumar abre un nuevo ciclo sin el liderazgo de Yolanda Díaz, con menos aliados y los corsés de un partido tradicional

Movimiento Sumar celebra este fin de semana su Asamblea constituyente, donde da marcha atrás en la mayoría de los planteamientos que fijó hace un año, en su Asamblea fundacional. Si hace un año Yolanda Díaz se consagró como líder del partido y la organización se constituyó como un paraguas con presencia de otras formaciones aliadas, la imagen ahora es absolutamente distinta, tras la dimisión de la vicepresidenta de sus cargos orgánicos y resignándose a las limitaciones de ser un partido tradicional, y con presencia sólo testimonial de dirigentes de otras fuerzas.

Un año después de su puesta en marcha, el partido de Díaz se impugna sí mismo. La Asamblea de Villaverde en marzo de 2024 fue una exhibición de fuerza de la vicepresidenta del Gobierno, con presencia de todos los ministros de Sumar, además de la nutrida asistencia todas las fuerzas de la coalición y un liderazgo indiscutible de Yolanda Díaz, que acababa de revalidar el Gobierno de coalición.

Caso todo ha cambiado desde entonces. En pocos meses se sucedieron tres elecciones -vascas, catalanas y europeas- donde los malos resultados bajaron el suflé de Sumar, y terminaron con la dimisión de Díaz como coordinadora general de Movimiento Sumar, que abrió una etapa de interinidad. En junio se sustituyó a Díaz una coordinadora colegiada formada por cuatro personas con la idea de que durase unos meses, hasta el 14 y 15 de diciembre, cuando estaba inicialmente prevista la Asamblea que ahora tiene lugar.

Finalmente la situación de interinidad se ha prolongado durante nueve meses, tras la sacudida del escándalo de Iñigo Errejón, que dimitió en octubre como portavoz parlamentario de Sumar entre acusaciones por acoso sexual, obligando al partido a rehacerse. De los doce meses desde que echó a andar el partido de Díaz, sólo tres ha estado bajo su liderazgo orgánico. Este fin de semana la Asamblea elegirá formalmente a Lara Hernández y Carlos Martín Urriza como nuevos coordinadores generales en sustitución de la vicepresidenta segunda, que seguirá siendo el referente del partido dentro del Gobierno.

Por entonces, la organización estaba diseñada para la integración de otras fuerzas en sus órganos, una fuerza de dar permanencia e institucionalidad a la alianza electoral de 2023. La gran pugna entonces fue la cuota que se daba al resto de partidos dentro de Movimiento Sumar, que después de un pulso con IU dio un 30% de los órganos de dirección a estas formaciones, pero se comprometió a consensuar los equipos para fundarse en los territorios. Sin embargo, aquellos planes se vieron rápidamente frustrados.

La mala gestión de las relaciones con los partidos en la lista de las europeas llevó al portazo de Izquierda Unida, la principal fuerza estatal del espacio, que se negó a entrar en los órganos de Movimiento Sumar. El resto de fuerzas le siguieron. Y los que en un primer momento mostraron enorme interés por participar en la construcción del partido de Díaz, terminaron dando la espalda. Aquello, unido a los malos resultados de las europeas, culminó con la dimisión de Díaz como líder de la organización, con la idea de soltar lastre y preservar su figura para seguir siendo candidata electoral del espacio.

Después de aquel revés, Movimiento Sumar asumió su concepción como un partido tradicional y pasó de ser un ‘paraguas’ donde integrar al resto de fuerzas a una organización más, con una estructura débil y sostenida principalmente por su presencia en el Gobierno. En la nueva dirección de Sumar se percibe cierta descapitalización humana. Además de la salida de Errejón, anunció su marcha Elisabeth Duval, responsable de Comunicación y miembro de la coordinadora colegiada, por las ‘limitaciones’ de la política partidista e institucional.

Pero hay otras figuras que ya no están en la candidatura para la dirección, como María Eugenia Rodríguez Palop, que dejó el partido en verano tras ser excluida de las listas a las europeas; también Rafa Cofiño, diputado por Asturias en el Congreso que desistió continuar en la vida orgánica de la formación; en la primera asamblea también participó Nacho Álvarez, que abandonó la política, o Marta Lois, quien fuera candidata de Sumar en Galicia. Ninguno de ellos participará este fin de semana en la segunda asamblea.

Limitaciones

El nuevo estatus de Movimiento Sumar, reducido a un partido más, le lleva a asumir sus limitaciones a la hora de enfrentarse a fuerzas de la izquierda con gran implantación territorial, como IU, o Más Madrid, principal partido de la oposición en la región madrileña. Su gran aspiración ahora es preservar el aroma del ‘movimiento social’ y valerse de la buena relación con los sindicatos para justificar su papel fundamental a la hora de volver a reunificar a los partidos de izquierda. Esta será la única baza, junto a la figura de Yolanda Díaz, que puedan poner sobre la mesa en futuras negociaciones de alianzas.

En la Asamblea de este fin de semana está previsto que se ratifiquen dos resoluciones relevantes; la primera respecto a la política de alianzas, donde se consumará la mano tendida a otras fuerzas para sentar las bases de una nueva coalición; y la segunda, sobre el Horizonte 2027, para fijar el proyecto de Gobierno que aspira a construirse, además de una batería de propuestas que lanzarán esta legislatura.

La cita arranca este sábado en Rivas Vaciamadrid, con la inauguración del portavoz, Ernest Urtasun, y la alcaldesa del municipio, Aida Castillejo (IU), antes del debate a puerta cerrada de las enmiendas a los documentos político y organizativo, que quedaron pendientes de culminar el año pasado. También se votará la nueva dirección -consejo de coordinación-.

En esta ocasión votarán unos 500 delegados, después del fiasco de participación de la anterior asamblea, con primarias abiertas y en la que sólo participaron 8.179 personas, el 11,7% de los inscritos totales. El domingo está previsto que se anuncie la elección de los nuevos coordinadores, con un mitin de clausura de Yolanda Díaz junto a Urtasun, la portavoz parlamentaria, Verónica Martínez Barbero, y los líderes sindicales, Unai Sordo, de CCOO; y Pepe Álvarez, de UGT.

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