A muchos turistas, y también a algún bilbaíno, les resultará extraño que en Indautxu, un barrio céntrico de clase media, se inaugurara hace 115 años una plaza de toros justo en la misma zona donde ahora abundan los comercios y, sobre todo, los bares de pinchos. Ocurrió el 15 de agosto de 1909, fecha de la festividad de la virgen de Begoña. Fue una novillada con picadores para Ostoncioncito, Recajo y Reverte. En ese mismo barrio repleto entonces de chalets, la mayoría de ellos propiedad de una familia que hizo una gran fortuna con la minería como los Allende, nació hace un siglo de la mano de José Allende la Sociedad Deportiva Indautxu. El Café Olaeta de la calle Gordóniz fue testigo privilegiado del alumbramiento de aquella aventura.