Durante 25 años, los hermanos Muñoz han ofrecido desde Cornellà al mundo una gran paleta de colores emocionales. En sus rimas hay rumba, cervezas, declaraciones de amor a los ‘labios de caramelo’, cachondeo, barrio… pero también soledad, tristeza, abismo, desconsuelo y vacío. Repasamos las letras de todos sus discos, con las gafas de los sentimientos y la salud mental.
En su debut, ‘Por la raja de tu falda’ fue el bombazo, junto a ‘Tu calorro’ o ‘El del medio de los Chichos’. Letras alegres, rumberas, de amor, sin conservantes ni colorantes. Pero también, en ‘Me falta el aliento’, comparten emociones hermanas del desánimo: ‘Me falta el aliento, la fuera, la pasta, las ganas de verte, el encanto, la salsa…’. Y dedican también estrofas a la soledad: ‘He perdido el rumbo y la noción del tiempo en un callejón oscuro (…) se ha muerto la luna, que se calle el viento’.
rases como ‘toda mi vida vacía de sensaciones’ podrían pronunciarla perfectamente personas en estado de depresión. ‘Déjame que fume porque no quiero estar solo’, cantan, en ‘Poquito a poco’. En ‘Exiliado en el lavabo’, Estopa habla abiertamente de la adicción: ‘Dime como ves mi cara desde tus ojos desquiciados, dime como huele el viento desde tu tabique blanco’, cantan. La historia es dura, seca, inapelable. Pero la explica ‘el único que sigue a tu lado’. Es decir, un amigo.
En ‘Más Destrangis’, Estopa sigue descargando toda su energía y ofrece motivos para bailar sin tregua en ‘Vino Tinto’. Pero en otros temas aflora la tristeza: ‘Porque me suenan tan mal todas las cuerdas de mis deseos’… confiesan en ‘Luna lunera’.
‘Chinarse las venas’
En ‘Demonios’, bucean en un terreno oscuro: ‘Demonios son mis temores, demonio es tanto llanto, demonios en el mar de dudas, donde se asusta el espanto, que el diablo es el olvido, porque el olvido es chinarse las venas, perder la primavera, buscar lo perdido, quitarse los muebles de la chaveta, soñar que despiertas en un barco hundido’.
Hay también zonas oscuras en ‘Vuelvo a las andadas’: ‘Creo que va a estallar una olla a presión dentro de mi cabeza, creo que estoy decayendo, me muero de rabia, dame otra cerveza’. ‘Me vomito gritando un sueño’, describen. ‘Préstame una sonrisa por si esta noche tú quieres salvarme’, piden.
‘Las penas con rumba son menos penas’
La alegría es el motor, el ritmo que mueve la mayoría de temas (‘porque las penas con rumba son menos penas, morena’), junto al amor y la seducción (‘quiero bajar por tu cintura (…) robar tu silencio roto’). ‘Partiendo la pana’ uno de tantos ejemplos de ello, o ‘Ke pasa!?’, rapeando la vida diaria y la actualidad, siempre con mirada de barrio a ras de barra de bar.
Y ahí sigue el estilo Estopa en ‘¿La calle es tuya?’, con cervezas, amores y rumbita usando palabras claras y rimas directas: ‘Me muero de ganas de verte por la mañana, me quedo mirando el teléfono a ver si llama’.
La alienación de la fábrica
En ‘Pastillas de freno’ hay más: la alienación del trabajo en la cadena de montaje. ‘El sol aún no ha salido, salgo de mi cartera una tarjeta y ficho y pienso que si se acaba el mundo ahí fuera… me la pela, me da igual si llueve o nieva’. El encargado llega acelerado porque se le han olvidado tomarse las pastillas… Pesadilla, nómina ilegal, prensas que se llevan más de un dedo. Y todo ello a ritmo rockero.
‘Ríes por no llorar’
En ‘Voces de ultrarumba’, no decae para nada la vitalidad. Pero también letras que hablan del lado no tan iluminado. En ‘Ninguna parte’ dan rienda suelta a la soledad:
‘Esta noche es de esas noches en que ríes por no llorar (…) ahora estoy perdiendo el juicio, ahora sangro por los ojos, apesto a cerveza y me estoy volviendo loco, solo quiero marcharme, tengo que decidirme y aún no sé si ninguna parte existe’. O en ‘Lunes’ cuando cantan: ‘No me siento responsable, no quiero salir del bar, que se me cruzan los cables y no lo puedo arreglar, no me digan más detalles de como puedo escapar’.
‘Me pasaría el día siempre en punto muerto’
En este trabajo, quizás donde más se pone en juego la vida y sus contradicciones es en ‘Monstruos’: ‘Que bonito el arco iris, si es que la vida es la hostia, yo no sé por qué estoy triste, tanta pena; si la vida tanta hostia por qué me miro las venas y la sangre se me amontona y luego miro p’arriba para cargar la pistola, matar dos monstruos de un tiro’.
Los monstruos son la agonía y el vacío ‘donde me quedo todos los putos días’. Y de lo profundo a las rimas más de andar por casa: ‘A veces me fundiría con una Nintendo, y a veces me pasaría el día siempre en punto muerto’. Y en ‘No quiero verla más’ desgranan la tristeza y la necesidad de sacar fuerzas de flaqueza.
‘Deja que el silencio te susurre’
Y en ‘Hemicraneal’, del disco Allenrok, cantan: ‘Deja que el silencio te susurré otra vez, deja que tu ausencia en una depresión se hunda, deja que el niño que llevas dentro vuelva a nacer’. La canción es algo así como un canto a la tristeza: ‘Si duele un recuerdo te cura el olvido, si duele la cabeza con hemicraneal vale, si buscas ayuda, chungo, esta noche estoy solo conmigo’.
Y en ‘Vientos de Tormenta’, proclaman: ‘Cuando me enfrento a mis tormentos, siempre a merced del viento me pongo y me siento lejos, me muerde cada remordimiento, se nota que estoy dando rienda suelta a mis demonios’.
El álbum 2.0 también tiene espacio para el momento interior: ‘Será que soy un mamarracho que solo busca huir de sus temores’. En ‘Un rincón de Mi Mundo’ el intimismo es total, en contraste con la rumba y el rock, y aquí casi susurran: ‘Me pongo a pensar si hacerle caso al dolor o a cualquier pensamiento fugaz, orbitando a mi alrededor para bien o para mal, esa siempre es la cuestión que no puedo contestar, que no tiene solución en esta montaña rusa que todos llamamos vida’.
‘Ando buscando la manera de sentir’
En ‘Rumba a lo desconocido’, amores y desamores. Y de nuevo los claroscuros. ‘Ando buscando la manera de sentir, con esta absurda melodía que suplica existir; ando buscando la quimera de soñar, será que siempre ando buscando y nunca encuentro ‘ná’. El álbum una vez más pone ritmo rumbero a vivencias muy reales.
‘Será que mi corazón es un coche sin frenos, será mi mundo marrón y mi alma en blanco y negro, yo solo conozco el cielo de tu boca y me enveneno con los besos que nos damos’, dicen en ‘Mundo Marrón’. O el relato de ‘Sin Sombrero’: ‘Yo creo que se marchó porque le dio la gana, su vida era una auténtica tragicomedia, pero aún yo me pregunto todas las mañanas que hubiera sido…’.
‘A veces rompo a llorar, a veces rompo a reír’
‘A veces rompo a llorar, a veces rompo a reír’, cantan en ‘Yo No Estoy Loco’, una pieza sobre las montañas rusas emocionales: ‘Me cuesta tanto olvidar y a la vez es tan fácil (…) a veces casi feliz, y a veces casi que no’. Y en Estopía, el último trabajo, siguen con el tono vitalista, rumbero y rockero pero sin dejar mensajes de fondo: ‘Revivo por las noches moribundo y dejo por un rato de estar triste, y a veces me confundo, me pienso que soy como los animales’.