Mussolini quería ganar a toda costa el Mundial que había organizado. Pero el nivel futbolístico italiano no le garantizaba el éxito. Por eso, el dictador cambió las leyes para nacionalizar a cuatro argentinos y a un brasileño de origen italiano. Entre ellos se encontraba Luis Monti, el único jugador que ha disputado dos finales consecutivas de Mundiales con dos selecciones diferentes: con la argentina en 1930 y con la Italiana en 1934.