En el salón donde se reúne con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Maika Makovski ha echado raíces. A los libros, cuadros y velas que la decoran se suman las melodías que, en plena noche, le han asaltado. Aquí pasa las temporadas que no está en Palma, aquellas en las que, de alguna manera, necesita descifrar las dudas del pasado.