Podemos trata de resguardar a Irene Montero de la crisis desatada por el caso Monedero, tras conocerse la dudosa actuación del partido ante la denuncia por acoso sexual contra uno de sus fundadores. El objetivo es blindar por todos los medios a su principal referencia y futura candidata, que enarboló la bandera del feminismo y cuyo discurso se ve ahora cuestionado por la inacción del partido ante las acusaciones por presunta violencia sexual. La formación se esfuerza en evitar que la crisis pase factura a la dirigente, que ha esquivado a los medios de comunicación desde que estalló el asunto, y sólo se ha pronunciado en una ocasión en la plataforma de Pablo Iglesias, Canal Red, considerada una extensión del partido.
La primera denuncia llegó directamente al equipo del Ministerio de Igualdad en septiembre de 2023, cuando Montero era todavía la ministra del ramo. Pero en lugar de iniciar acciones a nivel interno o abrir una investigación para esclarecer los hechos, la formación empleó las acusaciones como un arma política para neutralizar las críticas del fundador de Podemos, que era partidario de una alianza con Sumar, tal como desveló El Periódico de España.
Podemos busca pasar página
Irene Montero, a quien Podemos reivindica como principal referencia feminista del país, ha evitado someterse a las preguntas de la prensa sobre este asunto, pese a afectar de lleno a su ámbito. La eurodiputada ha delegado las explicaciones en la secretaria general, Ione Belarra, y en el portavoz del partido, Pablo Fernández, que han respondido a las preguntas de los medios de comunicación.
La estrategia en ambos casos fue defender a capa y espada que ‘Podemos actuó correctamente’ ante este caso, justificando su inacción en la falta de una resolución por parte de la Comisión de Garantías, el tribunal interno del partido, y escudándose en que las víctimas ‘decidieron no continuar [con la denuncia]’ para defender su decisión de seguir manteniéndole como militante y en el chat del órgano de dirección. Obviaban así que los estatutos permitían a la ejecutiva abrir un expediente, que el protocolo antiacoso de Podemos [consultar aquí] también permite abrir investigaciones y que ya existen numerosos precedentes donde la cúpula expulsa del órgano -sin resolución alguna- a miembros del Consejo Ciudadano Estatal.
La dirección justifica su actuación en que tomó la ‘decisión política’ de dejar de invitar a Monedero a participar en los actos públicos organizados por el partido, aunque sí pudiera ir como militante, ya que a día de hoy sigue teniendo el carné morado. ‘Hemos hecho todo lo que podíamos hacer’, defendió la semana pasada el portavoz morado, Pablo Fernández. Una versión que contrasta con la tesis de otros cuadros del partido, que explican la desaparición pública de Monedero en las diferencias políticas que mantenía con la dirección morada.
A diferencia de Belarra o Fernández, que respondieron a numerosas preguntas, Montero sólo se pronunció sobre este asunto el viernes 21 de febrero, un día después de conocerse las dos denuncias. Lo hizo en Canal Red, la empresa de Iglesias, considerada en Podemos como una extensión de la formación y donde fue entrevistada por la extrabajadora del partido Laura Arroyo.
En su intervención, la exministra de Igualdad volvió a escudarse en las víctimas para justificar su falta de acciones a nivel interno y cargó contra Sumar, al considerar que Yolanda Díaz sólo había actuado cuando estalló el ‘escándalo mediático’, mientras que en su caso, defendió, actuaron sin que saliera a la luz.
En Podemos tratan de dar por cerrado el caso Monedero y pasar página de este episodio. En esto se explica que desde hace una semana hayan evitado convocar a los medios de comunicación. Después de la rueda de prensa del pasado lunes, el martes renunciaron a ofrecer su habitual comparecencia en el Congreso de los Diputados. Este lunes sí está previsto que los portavoces del partido vuelvan a dar una rueda de prensa en la sede del partido.
‘Candidata integral’
Irene Montero también ha participado en dos actos en los últimos días, pero en ninguno de ellos ha ofrecido declaraciones a la prensa. El primero de ellos fue organizado por el grupo parlamentario The Left y estaba centrado en la defensa de la paz y la oposición a la OTAN, mientras que el segundo, este domingo, fue un encuentro con la militancia en Valencia para cargar contra la gestión de Carlos Mazón.
En ninguna de estas dos citas atendió a los periodistas, en una fórmula diseñada para intentar lograr visibilidad pero al mismo tiempo esquivar un asunto incómodo como es el feminismo. Pese al silencio que ha guardado sobre este ámbito en España, a nivel internacional, la eurodiputada no ha dudado en enviar una convocatoria a la mayoría de grupos del Europarlamento a un acto contra la ‘violencia patriarcal’.
La estrategia consiste en intentar salvar a Irene Montero del desgaste que conlleva la gestión del caso Monedero, que compromete de lleno el perfil feminista de la dirigente. Y al mismo tiempo es una forma de preparar su candidatura. En noviembre de 2023, Podemos aprobó un documento político donde condicionaba cualquier alianza electoral a la celebración de primarias abiertas. La idea de Montero es presentarse como candidata a las próximas generales y, según fuentes del partido, ya trabaja para ganar esas eventuales primarias.
Para ello, destacan estas mismas fuentes, la idea es ampliar el perfil de la exministra de Igualdad, actualmente ‘encasillada’ en el feminismo, para llevarla a muchos más ámbitos y convertirla en una ‘candidata integral’. La oposición a la OTAN y la defensa de un acuerdo de paz para Ucrania emergen ahora como palanca para seguir manteniendo el protagonismo y evitar al mismo tiempo pronunciarse sobre la violencia machista, convertido en las últimas semanas en un asunto incómodo por su cuestionada gestión de las denuncias internas contra Juan Carlos Monedero.