Miradas literarias a través de un retrato

Han pasado tres años ya desde que iniciamos la aventura del suplemento de libros ABRIL. Al revisar las 146 portadas hasta el día de hoy, me impresiona la fuerza que tiene una fotografía en blanco y negro donde en la mirada del escritor o escritora queda alojada toda su literatura. Verlas una detrás de otra, sin imágenes interpuestas que puedan contaminar el momento, corta la respiración, como si la escritura de todos impactara de pronto. Son semillas de una futura exposición, tal vez cuando lleguemos a los 500 números.

La decisión de optar por un retrato en blanco y negro en la portada fue de Jorge Martínez, director de arte de Prensa Ibérica, y yo me apunté de inmediato. Por supuesto, está bien el colorido en los suplementos, pero la sobriedad, elegancia y delicadeza que impone el blanco y negro al trabajo creativo de un escritor no tiene igual. Se multiplica el valor de la mirada y ella lo es todo en un buen retrato.

A muchos escritores no les gusta posar. La sensación de ser escrutados por una máquina y que eso quede para la posteridad les obsesiona, que la imagen refleje aquello que quieren expresar. ¿Pero si no queda plasmado? ¿Pero si ellos mismos no se gustan? Existe una dificultad máxima al hacer un retrato: de pronto aparece el alma, y eso es muy exhibicionista. Muchos autores son todo lo contrario.

De ahí que nuestras portadas sean tan sugestivas y, en ocasiones, hipnóticas. Cuando el fotógrafo conecta, la simbiosis es perfecta. Eso es literatura y periodismo a la vez. Daniel Mordzinski, considerado el fotógrafo de los escritores y que ha visitado Barcelona coincidiendo con Sant Jordi, ha hecho arte de ese trabajo. Conoce el método y la magia que debe aplicarse, como lo saben José Luis Roca, Manu Mitru, Ferran Nadeu, Jordi Otix, Zowy Voeten o Alba Vigaray, todos nuestros retratistas de miradas literarias.

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