¿Puede haber un empleo más gratificante?
Es gratificante y agotador a partes iguales. Formar parte de un proyecto que tiene como principal objetivo provocar un impacto positivo en la vida de los cientos de animales que pasan cada año por nuestro centro, y hacerlo de la mano de un equipo tan generoso y comprometido, resulta tremendamente estimulante. Sin embargo, lo inabarcable de la tarea sumado a la constante exposición al sufrimiento animal y las dificultades de operar en un sistema en el que rara vez se atienden sus intereses conlleva un importante desgaste emocional.
¿Cuál es el objetivo principal de la asociación?
Aquí tenemos como misión velar por el bienestar y la dignidad de los animales desamparados, fomentar la adopción frente a la compra y la tenencia responsable, promover el respeto y la sensibilidad, y contribuir a poner fin al abandono y al maltrato que sufren muchos de ellos en nuestro país. ANAA es un lugar de paso en el que, gracias al trabajo de cuidadores, veterinarios y voluntarios, se les procura un entorno seguro donde poder recuperarse física y emocionalmente hasta encontrar un hogar definitivo a través de adopciones responsables.
¿Qué cree que debe pasarle a alguien por la cabeza para abandonar a un animal?
Nos encontramos a diario con casos de familias que, ante un cambio de circunstancias, como puede ser el nacimiento de un hijo, una separación o un traslado, optan por desprenderse de su compañero canino o felino. También ocurre cuando el animal se entiende como herramienta, y por pérdida de utilidad, debido a edad avanzada o porque ya no se desarrolle la actividad para la que se adquirió, se convierte en una carga. Una persona que no esté dispuesta a comprometerse a largo plazo, durante toda la vida del animal, y a atender sus necesidades y procurarle cuidados no debería plantearse tener uno a su cargo. Son seres sintientes capaces de establecer fuertes vínculos afectivos con su familia, y para los que un abandono y el paso por un centro de adopción es una experiencia traumática que puede tener importantes consecuencias sobre su salud y carácter.
Toda familia que quiera adoptar con nosotros tendrá que pasar una entrevista presencial, a la cual deben asistir todas las personas que vayan a convivir con el nuevo integrante
¿Los abandonos cree que están disminuyendo en los últimos años o no?
Los datos que arrojan los últimos estudios no son optimistas: la cifra de abandono se mantiene estable, y solo en 2023 se recogieron más de 286.000 perros y gatos en España según la Fundación Affinity. Lo que sí hemos notado es un cambio en el perfil de animal que llega a los centros de adopción: a los galgos, podencos y mastines se suman pastores belgas o border collies, razas de moda que exigen un alto nivel de compromiso y dedicación, y que en manos inadecuadas pueden terminar desarrollando problemas de comportamiento, uno de los principales motivos de abandono. También es fruto de la irresponsabilidad el volumen de perros de raza pitbull o American Staffordshire que recogemos, muchos de ellos con signos claros de haber pasado por una casa. Además, estos perros, mal catalogados como potencialmente peligrosos, debido entre otras cosas a la mala prensa y a las trabas administrativas, y a pesar de su carácter afable, tienen serias dificultades para encontrar familia. Por otro lado, en los últimos años, se ha duplicado el volumen de gatos sociables en situación de calle de los que nos hacemos cargo; no porque antes no estuvieran ahí, sino porque por fin la gente parece haber reparado en ellos.
https://www.epe.es/es/espana/madrid/20250406/miguel-angel-almodovar-divulgador-gastronomico-115975219
¿Qué protocolos siguen a la hora de dar un animal en adopción?
Toda familia que quiera adoptar con nosotros tendrá que pasar una entrevista presencial, a la cual deben asistir todas las personas que vayan a convivir con el nuevo integrante. Tras compartir hábitos, experiencias y expectativas, damos una vuelta por el centro en busca de su nuevo compañero. Una vez elegido, si ambas partes están conformes, y después de valorar la interacción con todos los miembros de la familia, se formalizará la adopción. Siempre instamos a la reflexión, y hay adoptantes que vienen varias veces antes de decidirse por su perro o gato. Todos los animales se entregan esterilizados, debidamente identificados, vacunados y desparasitados. Además, en el caso de los perros, tendrán que estar familiarizados con el hábito de paseo.
Como no todas las mascotas se adaptan a todos los dueños, ¿hacen ustedes una labor de asesoramiento también?
Nuestra labor de asesoramiento empieza en el momento en el que una persona recurre a nosotros con idea de integrar un miembro de cuatro patas en su familia. Con el fin de garantizar el éxito de la adopción, preguntamos acerca de sus horarios, experiencia, si la hubiera; valoramos su nivel de compromiso, tipo de vivienda, edades de niños o mayores en la familia… Aconsejamos en base a nuestra experiencia y descartamos ciertas combinaciones por resultar problemáticas: perros de manejo complicado o gatos tímidos para personas inexpertas, perros con altos niveles de energía para personas mayores o de hábitos sedentarios, cachorros cuando no se dispone de tiempo para dedicarles, etcétera. Además, como la adaptación de un perro o gato a un entorno nuevo puede resultar abrumadora, contamos con un teléfono y un correo específico de seguimiento, al que puede recurrir cualquier adoptante que tenga dudas o haya detectado algún problema de comportamiento durante el proceso de adaptación.
Resulta difícil pasar por alto la situación de desamparo en la que han quedado los perros destinados a la caza u otras actividades profesionales con la Ley de Bienestar Animal
¿Cree que la Ley de Bienestar Animal les está ayudando?
Es pronto todavía para conocer la repercusión de la Ley, y falta por publicarse el reglamento que la desarrolle. Aunque encontramos puntos muy positivos como la obligatoriedad de esterilizar a los gatos domésticos antes de los seis meses, el capítulo sobre colonias felinas y su gestión, que será responsabilidad de la administración local, o la prohibición de vender perros, gatos y hurones en tiendas, resulta difícil pasar por alto la situación de desamparo en la que han quedado los perros destinados a la caza u otras actividades profesionales. A pesar de tener las mismas necesidades que sus hermanos domésticos, con los perros “de trabajo” no se tendrán las mismas consideraciones.
Son una asociación que se nutre de los voluntarios. ¿Sin ellos sería difícil sacar todo adelante?
Los voluntarios desempeñan un papel clave en el cuidado y la socialización de nuestros animales, contribuyendo significativamente a su recuperación y adaptación. Gracias a su apoyo, podemos ofrecer una atención más personalizada y mitigar en cierta medida los efectos del encierro y el estrés que muchos de ellos sufren. Además, su colaboración facilita la optimización de recursos, al aliviar la carga de trabajo, e incrementa nuestra capacidad para intervenir en situaciones de abandono.
¿Qué labor suelen hacer los voluntarios?
Desde el cuidado de los animales y la limpieza de las instalaciones, hasta el paseo de perros y la terapia con gatos tímidos, o la atención a potenciales adoptantes y socios. También hay formas de colaborar que no requieren de presencialidad, como la gestión de nuestras redes sociales, la labor de asesoramiento a adoptantes o el cuidado de perros o gatos en régimen de acogida; y otras puntuales, pero igualmente necesarias, como cubrir traslados de animales que precisen de atención veterinaria urgente, hacer y editar fotos para promover la adopción, o apoyar en ferias y eventos solidarios.
¿Cree que cuando se adopta se salvan dos vidas?
Desde luego; la del animal que se marcha, y la del que ocupa su lugar en nuestro centro. De ahí que volquemos todos nuestros recursos en buscar adopciones responsables y acogidas para los perros y gatos que pasan por la asociación. No solo para reducir los tiempos de estancia y minimizar las secuelas producidas por el encierro y el estrés, sino para agilizar la entrada de animales en situación de calle.
¿Se ve toda la vida ligada a esta asociación?
Sí me gustaría. Llevo casi diez años colaborando activamente con ANAA, primero como voluntaria, y los últimos tres como trabajadora. Mi compromiso con los animales es firme, y me resultaría muy difícil desvincularme después de haber presenciado la situación de total desamparo en la que viven muchos de ellos en este país.