Utilizaban unos peines afilados para tatuarse. El rito era milimétrico: primero, los mojaban en tinta; después, los clavaban con un mazo. Aquella práctica se convirtió en un tradición que los artistas contemporáneos siguen realizando. Una herencia que los tallistas de Oceanía, acostumbrados a construir canoas y diseñar joyas, pese a la irrupción de las tecnologías, han conservado hoy. CaixaForum Madrid les rinde homenaje en Voces del Pacífico, una exposición que celebra la creatividad y la sensibilidad artística de sus habitantes. “Nos permite viajar por sus islas, poniendo el foco en su gran diversidad medioambiental. Así, conoceremos mejor la relación que su gente tuvo con el mar. Tenemos la oportunidad de acercarnos a ella a través de piezas de gran valor estético”, explica Isabel Fuentes. Estará abierta al público hasta el 14 de septiembre.
Se trata de la octava colaboración de la Fundación la Caixa con el British Museum, fruto de una alianza estratégica entre ambas instituciones. De ahí que gran parte de los 210 objetos expuestos procedan de Londres. “La muestra pone en valor la capacidad humana de dar forma a ideas con la materia que nos rodea. Es homenaje a nuestra naturaleza”, subraya Fuentes. Estas islas, más que constituir puntos aislados, a pesar de la vasta extensión de superficie que ocupan en su conjunto, han convertido el mar en una autopista que las conecta y las inspira.
Casco de plumas de Kauai. / THE TRUSTESS OF THE BRITISH MUSEUM
Gracias a piedras, conchas y fibras, han desarrollado objetos de su vida cotidiana: pueden observarse abanicos, garrotes y anzuelos con decoraciones imbuidas de un significado espiritual. Dicha capacidad para adaptar sus mirada a circunstancias cambiantes les ha hecho fuertes a lo largo de la historia, incluso en la actualidad para afrontar los desafíos del siglo XXI. “Oceanía tiene una hermosa tradición artística que no es demasiado conocida en Europa. Con esta selección de objetos queremos acercar sus pueblos al público”, sostiene Julie Adams, comisaria del British Museum. Entre las piezas se hallan desde remos ceremoniales hasta figuras ancestrales. Elementos que han despertado admiración desde que las exploraciones españolas y portuguesas surcaron el Pacífico norte por primera vez en el siglo XVI.
Precisamente, el recorrido arranca con un mapa que muestra los numerosos territorios que pueblan la zona, así como distintos objetos que dan la bienvenida al visitante: destaca la figura femenina procedente de una casa ceremonial de la provincia de Sepik Oriental, en Papúa Nueva Guinea. Estos lugares, construidos para las ceremonias iniciáticas de los hombres jóvenes, podían medir hasta 21 metros de alto y albergar cientos de esculturas talladas que representaban a espíritus específicos del clan. También destaca la estatua moái kavakava y los remos ceremoniales de Buka.
Figura de una casa de ceremonias, de Sakirim en Papúa Nueva Guinea. / THE TRUSTESS OF THE BRITISH MUSEUM
“Queremos que se conozcan a las personas y sus relaciones, de ahí que hayamos empleado vídeos, audios y diseños específicos. Algunos se crearon hace cientos de años y otros, la semana pasada para esta ocasión. Cada uno tiene su particular historia”, añade Adams. Con el tiempo, se incorporaron materiales exóticos como el vidrio, la lana y el metal que favorecieron el desarrollo de piezas de alto vuelo, como el vestido de novia creado por Paula Chan Cheuk con tela de corteza. En la sección dedicada a los tejedores se han reunido reliquias que han ido pasando de generación en generación, como sombreros, cestas y esteras: “Lo contemporáneo está en diálogo con el pasado. Exploramos la forma en la que la creatividad y la resiliencia se unen para enfrentar los retos que se encuentran”.
¿Qué pasará en 100 años?
El resto de la exposición se centra en otras formas de creación propias de bailarines, guerreros y viajeros. La danza es la expresión más célebre, con el hula hawaiano, el ori tahití y el meke fiyiano como grandes exponentes. Para quienes viven en la diáspora, éstas constituyen el puente para conectar con la tradición isleña. También hay herramientas que les ayudaban a controlar las tierras y los recursos. Algunas de las cuales siguen en uso hoy para encarar el cambio climático, el crecimiento demográfico y el tanteo nuclear.
Tiki Ke'a de las Islas Marquesas. / THE TRUSTESS OF THE BRITISH MUSEUM
El camino termina con una instalación del artista maorí George Nuku, quien se ha trasladado a Madrid para el montaje de Bottled Ocean 2123, una instalación ambientada dentro de 100 años. Ésta reflexiona sobre lo que podría pasarle al planeta en el futuro: en ella, tortugas, rayas, tiburones y medusas habitan un mundo inundado de plástico. “Está los granos de arena de la playa. En la sangre de las ballenas y osos polares. En la tuya, en la mía. En la de todos. Con lo que hemos hecho al planeta, estamos al borde del precipicio contemplando el abismo. Con mi arte quiero animar a la gente a dar un paso atrás”, apunta Nuku. Mientras, de fondo, en su obra, sigue rugiendo el mar tal y como lo recordamos. Quizá, sea la última vez que suene así.