Lolita Flores surca a menudo los platós y los escenarios en muchos puntos del país. Su sólida carrera en el teatro, en la música y en la televisión la erige como una de las caras más conocidas de la farándula española. Este martes, ha sido invitada al programa Late Xou de Marc Giró. También han estado junto al presentador catalán el cantante David Bustamante, el guionista Javier Giner y el actor Oriol Pla, pero la hija de Lola Flores ha acaparado casi toda la atención.
La artista ha acudido al espacio de humor y entrevistas para promocionar la obra teatral que protagoniza, Poncia, con la que está de gira por distintos teatros de España. La pieza está dirigida y reescrita por Luis Luque en una reinterpretación de los soliloquios de la criada de Bernarda Alba en la historia urdida por Federico García Lorca.
En un juego de telas, luces y sombras, Lolita se alza en una poderosa actuación en la que reflexiona sobre la vida y la muerte, la posición de la mujer, su profesión y su clase social, la culpa, el deseo, la libertad. Todo ello, se encuentra vertebrado en un monólogo que comienza justo después del suicidio de Adela que cierra la trama planteada por el poeta granadino.
A pesar de conversar sobre su gira teatral y otros temas de su faceta profesional -dado que, además, ha sido galardonada recientemente con un Latin Grammy a la Excelencia Musical en reconocimiento a toda su trayectoria-, Marc Giró ha querido conocer las anécdotas más curiosas sobre ella, hasta que Lolita ha acabado revelando que tiene tafofobia. ¿En qué consiste este paralizante miedo?
¿Qué es la tafofobia o tapofobia?
Conocida como tafofobia o tapofobia, consiste en el miedo irracional a ser enterrado vivo. El pánico hacia esta situación estaba muy extendido en la población hace varios centenares de años, especialmente en los siglos XVIII y XIX, cuando esta práctica era habitual al diagnosticar por error a algunas personas como fallecida. Así les ocurría a aquellos pacientes que quedaban en coma durante mucho tiempo y, al despertar, se encontraban bajo tierra al haberse considerado equivocadamente que habían muerto, según señalan relatos y leyendas populares.
Como reacción defensiva y a consecuencia de tener este temor, hay quienes quieren ser inhumados en los llamados ‘ataúdes de seguridad’, que disponen de una campanilla, mecanismos de alarma, tubos de respiración o tapas de vidrio transparente, por si se produjera esta situación.
Lolita Flores, según ha contado, padece esta fobia y tiene muy claro cuál es el conjunto de objetos con los que desea ser enterrada, el día que se dé el caso. Ella quiere que sus allegados introduzcan junto a su cuerpo: cien euros, la llave del mausoleo familiar, un martillo para romper la tapa del nicho y una escalera para bajar al suelo ‘porque yo estoy arriba del todo, que ya he cogido sitio’, explica, entre las risas del público. Además, quiere que haya a su lado un móvil cargado con batería suficiente, al menos, para 72 horas, un blíster de Orfidal (un tranquilizante) para que pueda relajarse y una botella de agua para poder tragarse la pastilla y dos complementos, según la estación: un abrigo y unos zapatos, si es invierno, y unas chanclas, si es verano.
‘Ya se lo he dicho a mi hija, a mis hermanos, a mis sobrinos, a todos los españoles’, ha explicado, con respecto a sus excéntricas peticiones para el día que sea sepultada.
