Las kellys piden a la patronal negociar su jubilación anticipada

Que tengamos la habitación reluciente y con la cama hecha, el baño impoluto y con todos los «amenities» repuestos o las toallas cambiadas cuando regresamos al hotel tras pasar un día en la playa o desconectando en la montaña es gracias a las camareras de piso, esas trabajadoras que realizan su labor no siempre en las mejores condiciones, ya que denuncian que están sometidas a una gran carga de trabajo y a un esfuerzo físico que deja a muchas de ellas con lesiones crónicas. Para evitar que a determinadas edades estas mujeres (es un colectivo feminizado) sigan «deslomándose» para hacer una media de 20 habitaciones al día (en temporada alta se llega a las 24), los sindicatos quieren negociar con la patronal la reducción de la edad de jubilación. 


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