Las enfermeras escolares atieden la parte física, social y mental del alumnado. Son quienes abordan sus enfermedades crónicas en el centro, quienes garantizan su bienestar o quienes previenen las adicciones. Pero su presencia en los colegios en España todavía es muy escasa en comparación con otros países del entorno. La Comunidad de Madrid, como pionera en incorporar esta figura en sus colegios, es la región que cuenta con más profesionales: unas mil para 1.209.508 alumnos.
Con todo, la ratio sigue quedándose algo lejos de la media de la Unión Europea (una por cada 750) y del objetivo de tener un profesional por centro. Además, quienes ejercen esta profesión hablan de condiciones laborales como mínimo ‘mejorables’. Elena Moreno, presidenta de la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar (ACEES), lleva ocho años ejerciendo esta profesión. Explica que el incremento de enfermeras escolares en la región vino con el Covid. Después, se quedaron.
Si bien expone que los compañeros que trabajan en la educación privada y concertada están contentos -aunque ganen algo menos- en la pública exponen más problemas. Antes de 2022 dependían de Sanidad y ahora de Educación, que es quien decide cuándo se necesitan enfermeras en un determinado centro escolar.
De esta forma, puede ocurrir que en un centro, con su enfermería creada, dejen de disponer de esta profesional porque ya no tienen alumnos con unas patologías concretas, lo que hace que puedan cambiar más de lo que les gustaría. También denuncian que cada vez que llega el verano, se van al paro. Y todo esto seguirá aunque consigan la plaza.
Un proceso de estabilización y dos de libre
Ahora mismo, las enfermeras escolares en la Comunidad de Madrid cuentan con un proceso de estabilización y dos de libre. ‘En 2022 se convocó una oposición con unas 560 plazas aproximadamente. En 2024 se hizo el examen. Cuando llegamos a finales de año, nos comunicaron a todas las personas que estábamos ocupando esos puestos de las plazas que nos iban a cesar. También en colegios especiales o en centros de mayores. Al final, es una oposición laboral’, expone Moreno.
Todo esto, añade, sin que hubiera resolución de las plazas. ‘No se sabía cuáles se iban a elegir. Al final fueron unas 300, así que el resto quedaron sin cubrir. No sabemos si quienes siguen en ese puesto no cubierto van a poder continuar hasta la próxima oposición, o si van a cesar a todos en junio, porque el 1 de julio firman’, relata.
En el primer trimestre de 2025, se hizo el primer examen de uno de los procesos de libre. Están pendientes del segundo. Son algo más de 100 plazas. ‘Esta sí va a generar bolsa de contratación. Pero, en estas fechas, ya tendría que haberse producido ese segundo examen e, incluso, la elección de plazas. Como en verano no cobramos, ¿en septiembre dónde nos incorporamos a trabajar? Va a ser un caos’, expone. Toda la información que han ido recopilando en materia de salud sobre su alumnado -más allá de la obvia- la pierden.
‘Vas conociendo al alumnado, y todas las situaciones de intentos autolíticos o bullying, al final de curso, pero no siempre se cuenta con nosotras a nivel educativo’, denuncia.
‘Es una pelea permanente. Son criterios que no atienden a la realidad, que es que haría falta una profesional en cada centro para abordar las alergias y las enfermedades crónicas. O la prevención de cualquier tipo de adicciones, que es una prioridad para la Consejería de Educación. Se reparten los recursos que hay y rotan. Y esto no debería ser así: hay que estabilizar los recursos donde están y ampliar el número hasta generalizar su figura’, señala la secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO Madrid, Isabel Galvín.
Galvín destaca también la necesidad de que los puestos sean estables, para involucrar a las enfermeras a proyectos de centro, y que se dignifiquen sus condiciones laborales, reconociendo una especialidad que, a día de hoy, gana menos que en otros ámbitos, como el sanitario. ‘Es una figura esencial’ y ‘muy reconocida por las familias’, añade.
¿Por qué son necesarias las enfermeras escolares?
Tener una enfermera escolar por centro, como piden sindicatos y asociaciones, permitiría una atención rápida ante cualquier accidente o emergencia, como caídas o golpes. También controlan las enfermedades crónicas, como diabetes, asma o epilepsia, algo que, según Moreno, ayuda en la conciliación de las familias al abordar el centro cualquier crisis.
El sindicato CCOO expone que entre las labores que hacen estas enfermeras en los centros educativos están la coordinación de proyectos de educación para la salud; la vigilancia de riesgos alimentarios; de trastornos de conducta alimentaria (TCA); el asesoramiento a familias y al propio centro; o ayudar a gestionar alertas epidemiológicas (como gripe, varicela o piojos).
Dan charlas o talleres sobre higiene íntima, alimentación saludable, salud mental o sexualidad; apoyan la inclusión al garantizar que el alumnado con necesidades médicas especiales asista a clase con seguridad y normalidad; y detectan señales de maltrato, abuso o negligencia para derivar a los servicios sociales.
Por todo ello, creen que el objetivo no puede ser otro que seguir aumentando la presencia de estos profesionales en los coles.