Laia Marull, actriz: ‘Solo el arte y la filosofía pueden impedir que sigamos bombardeando y asesinando al que es de otro color’

Hemos intentado hacer un ejercicio de comedia pero vamos a terminar hablando de las zonas más oscuras del ser humano: la guerra y el abuso impune, el poder manipulador y el machismo (que vienen a ser lo mismo). Entremedias, Laia Marull (Barcelona, 1973) expone con ternura los impulsos que le permiten ser la enorme actriz que es desde el primer día que se subió a un escenario en el laboratorio de teatro Nancy Tuñón: ‘Uy, tú eres un bicho’, se ve que le dijo la maestra. No se equivocaba: a los cuatro años de debutar merecía un Goya a la Actriz Revelación, al que enseguida sumó otros dos (Protagonista y Reparto) y una Concha de Plata. Venía Laia del canto y la danza, y había llegado al drama ‘explorando’, explorándose –que es un verbo que repite de continuo–. Sus impulsos o motivos se centran en ‘aprender y explorar –de nuevo–, escuchar y hacerme preguntas para entender al otro y así aprehender empatía’. No es buenista su discurso, es cabal, y divertido también: se reconoce bastante irresponsable y dice que a menudo se le desboca ese extraño que todos llevamos dentro, sí, y que te deja quedar fatal. Es uno de los asuntos de esta comedia disparatada que dirige Laura Mañá sobre texto dramático de Javier Daulte: Las irresponsables. Humor, aunque sea negro; reírse de uno mismo y soltar, soltar, soltar, para terminar saltando de puro goce. Y el machismo como telón de fondo y así volvemos al principio.

Por fin una comedia.

¡Síiiii!, jajaja.

Aunque digamos que su personaje es bastante tenebroso… ¿Es una cruz que le ha tocado llevar, la tragedia, o es algo elegido o por qué sucede?

Sí, digamos que es comedia a pesar de mi personaje (más risas). Sucede cuando haces bien una cosa, espero, y entonces te quieren para lo mismo, aunque en realidad no lo es. La verdad es que me importa poco el género, pero sí y mucho lo que estoy contando, con quién y cómo. En general me ha acompañado el drama, porque si consigues llegar a la gente, hacerle llorar, pues te colocan ahí, o te colocas, y tiras para delante.

Hace poco le preguntaban qué tal le sentaría hacer comedia y dijo que estaría encantada siempre que no fuera ‘tonta, pedorra y estereotipada’. ¿Qué le gustó de Las irresponsables, la locura del personaje, la revancha femenina tal vez?

Estoy tan agradecida a Laura Mañá por haberme ofrecido una comedia y poder seguir explorando… Incluso cuando estoy metida en el drama me gusta explorar la comedia intrínseca en la tragedia, ese humor negro que mencionas… Qué suerte tenemos los humanos de ser capaces del humor y poder reírnos incluso de nosotros mismos.Me gustó la película porque indaga en el fondo de los personajes, es introspectiva, aunque tiene su lado pedorro, que también me gusta, como la sororidad entre estas tres mujeres, que se ayudan a través de su yo más loco, haciéndole ver a la otra dónde está metida.

Le han llamado ‘actriz todoterreno’, ¿por abordar siempre temas sociales o por qué cree que se le ve así?

¡Guau, qué genial!, ¿no? Me gusta el todoterreno, que puede ir por todo tipo de caminos. Y que así sea porque lo que me gustaría es seguir explorando caracteres de todo tipo, no limitarme a una manera de hacer, y también, moverme dentro del personaje. ¿Tal vez por eso soy todoterreno, porque intento no ser yo haciendo, sino investigar desde dentro del personaje, llegando a lo desconocido? No lo sé.

Laia, ¿qué sucede cuando una se da a conocer y es tan premiada con un personaje como el de Te doy mis ojos? Tenía apenas 30 años, ¿temió no poder superarlo?

Es que igual no lo he conseguido aún. Todavía se me recuerda por ese trabajo.

Bueno, le siguió Pa negre, que también le mereció un Goya…

Sí, cierto. Lo que me dio miedo fue el éxito. Hay quien lo busca y otros tememos que nos pueda jugar una mala pasada. Yo lo que quería era seguir trabajando tranquilamente, aproximándome a los personajes al margen de ‘la actriz de éxito’.

Es connatural a la sociedad en la que vivimos encontrar situaciones de maltrato a las mujeres (…) Da mucho miedo tanta testosterona

Y lo hace con La tierra negra, Llueven vacas… En todas ellas hay un componente de mujer maltratada y se da la circunstancia de que es usted hija de una madre feminista. ¿Una suerte de destino?

No (rotunda). El machismo que nos rodea nos ha podido maltratar desde tan diferentes flancos, es tan común por ejemplo que una mujer, como le ocurre al personaje de mi hermana en Las irresponsables, se vea maltratada laboralmente. Es connatural a la sociedad en la que vivimos encontrar situaciones de maltrato a las mujeres.

Sí hay un telón de fondo 100% machista en esta comedia, disfrazado de farsa. Tomándole la palabra, ¿acaso es algo que incide en su vida corriente?

No, no, por suerte nunca he tenido que vivir este tipo de situaciones.

Cuénteme un poco de su infancia y adolescencia. Tengo la impresión de que es de las pocas personas que puede estar agradecida sin ambages a sus padres y a su formación, ¿me equivoco?

No, es cierto que tuve la suerte de tener unos padres que intentaron romper con los moldes establecidos, como la educación que les habían dado a ellos, y fueron capaces de darnos a mi hermano y a mí una formación nueva. Sí, la verdad es que estoy muy agradecida. Los dos siempre quisieron y lucharon para que consiguiéramos hacer lo que realmente nos gustaba en la vida. Soy una afortunada. Yo no pensaba ni decidí ‘voy a ser actriz’, pero pude ir explorando lo que me apetecía, descubriendo mundos, y la interpretación me vino rodada.

¿Lo dice porque tocó muchos palos pero en este entró por la puerta grande, desde el primer día? ¿Fue así? Cuénteme.

Tuve la suerte de ir a parar a la escuela de interpretación de Nancy Tuñón y sí, es verdad, en las pruebas de acceso ella ya me dijo: ‘Uy, tú eres un bicho’. Y yo, vale, pues si me coges a ver qué pasa. Y empecé a trabajar enseguida, así que pude dedicarme al oficio mientras seguía explorando en la escuela.

Me hace gracia que repite constantemente el verbo explorar que, ¿qué significa para usted exactamente?

Por suerte esta profesión tiene mucho de esto: explorar personajes, explorar tu interior, aprender de la actuación misma, encontrar jugando, rodearte de gente interesante…

Laia, volviendo a Las irresponsables: tema colateral: ¿está de acuerdo con la prohibición de la prostitución?

Con matices. Evidentemente, la mayor parte de la prostitución responde a situaciones terroríficas que obligan a ello, y con esto debiera acabarse, claro. En todo caso, lo importante sería regularla y que no siga siendo ilegal, que quienes quieran ejercerla tengan sus derechos, su amparo absoluto, como cualquier trabajador, lo que evitaría la esclavización y la trata de blancas, que sigue existiendo y es algo terrorífico.

¿No le parece curioso que se le llame trata de blancas?

Sí, habría que revisar el lenguaje, que dice mucho de cómo la sociedad ha abordado asuntos concretos como éste.

¿Conoce bien al extraño que todos llevamos dentro?, porque de eso va un poco el asunto de la película. ¿La tiene bien controlada o se le escapa con frecuencia?

Se me escapa mucho (ríe), sí, tengo un lado un poco loco.

¿Cuándo fue la última vez que se permitió ser irresponsable, si alguna hubo?

La mitad del tiempo lo he sido, cuando la gente habla de una situación irresponsable yo pienso, anda, si para mí esto es normal. Aunque por desgracia cada vez menos.

¿Tiene hijos?

No, nunca quise tenerlos.

Qué suerte tenemos los humanos de ser capaces del humor y poder reírnos incluso de nosotros mismos

Entiendo. ‘La concreción es la base de una buena mentira’, dice el personaje de su hermana. ¿Puede ser útil en ocasiones la mentira?

Síiiii, sí, sí, sí. Y esto también es algo que he ido aprendiendo. Antes consideraba que siempre había que ir con la verdad por delante, y ahora pienso que no es necesario y que la mentira puede incluso ser compasiva con el otro. No, no me parece algo 100% malo. No se puede llevar la verdad como pancarta.

No hace mucho que representó en teatro Lady Macbeth. ¿Qué paralelismo le encuentra con la realidad hoy? ¿Estaremos volviendo a la tiranía más machista?

Buf, pues todo pinta que sí. Estamos en manos de unos Netanyahus y Trumps que nos llevan a la deshumanización más absoluta. O mira lo que ha sucedido aquí, en Murcia, cómo una chispa consiguió levantar a todos esos energúmenos para atacar a un supuesto enemigo que no sabían ni quién era, porque no se hacen preguntas. Da mucho miedo tanta testosterona. Aunque luego tenemos representantes femeninas que son igual de terribles que esos hombres a los que me refiero, pero el poder viene todavía manchado por una manera de hacer muy masculina. Por suerte esas mujeres no son mayoría.

¿Siente que necesitamos el arte para reflexionar más que nunca después de las dos guerras mundiales?

Sí, pero no creo que el arte sea lo único que pueda volver a humanizarnos, también lo es dedicar tiempo a escuchar al otro, a conversar, abrir los ojos para ver no sólo aquello que quieres ver. El arte es una de las herramientas que ayuda a empatizar con el otro y ser mejores personas, sin duda, a sentir lo que pueda sentir el otro, y a experimentar catarsis colectivas, como sucede dentro de un teatro o un cine. Tiene el arte el poder de revolvernos por dentro y plantearnos algunas de las preguntas que nos permitan ver más allá y tal vez cambiar de opinión.

En definitiva habla usted de arte y filosofía, ¿no estará ahí la salida?

Espero que sí: tienen el poder de la empatía, que sería lo único que puede impedir ir a tirar esa bomba o darle un machetazo al que es de otro color. Porque ambas disciplinas nos hacen reflexionar, y nos permiten ver los bulos. Da miedo ver cómo el mundo está en manos de unos pocos poderosos y sus intereses económicos, que nos manipulan a través del móvil que todos llevamos entre las manos, idiotizados. Asusta un poco la situación, sí. Estamos todos ahí, y ¿por dónde empezar? Yo estoy siguiendo ahora la aplicación ‘No Thanks’ que pretende boicotear a las empresas que financian y apoyan a Israel y por tanto al genocidio palestino. Y no es fácil, porque gran parte están detrás de productos y servicios que utilizamos a diario y de los que cuesta prescindir. Muy complicado, sí.

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