‘No se ha hablado de un teatro para la danza, con 46 años que tiene la Compañía Nacional de Danza (CND) seguimos sin ese teatro soñado’. Muriel Romero (Murcia, 1972), directora de la Compañía Nacional de Danza, no ha querido cargar las tintas sobre las necesidades de la compañía que dirige en relación con la anunciada reforma del INAEM, pero tampoco ha querido evitar sus principales reclamaciones este miércoles en la presentación de la reposición del Don Quijote en el Teatro Real. ‘La falta de presupuesto propio afecta mucho al funcionamiento, porque no puedes gestionar ese dinero que ingresas, estás atado en muchos sentidos’.
La situación de la principal compañía pública de danza del Estado contrastaba en la presentación con el testimonio de José Carlos Martínez (Cartagena, 1969), exdirector de la Compañía Nacional de Danza, sobre su desempeño actual al frente del Ballet de la Ópera de París. Más allá de presupuestos -solamente el destinado al ballet junior es superior al que tiene la CND- Martínez dirige el trabajo en dos teatros, con 190 funciones anuales y más de 150 bailarines a su cargo. ‘Tengo muchísimo trabajo, pero también muchísimo apoyo’, explicaba, y destacaba sobre todo las facilidades en lo que se refiere al tiempo. ‘Como director del ballet tengo un contrato indefinido, es una institución muy grande que permite hacer las cosas tranquilamente’. Después, bromeaba: ‘yo creo que te hacen el contrato indefinido porque el trabajo es tan intenso que seguro que después de un tiempo vas a querer irte porque no puedes más’.
Este contraste llegó al final de la presentación, después de que José Carlos explicase cómo el Don Quijote que él montó para la CND y que ahora se repone -entre el 27 de febrero y el 2 de marzo en el Teatro Real con todas las entradas ya vendidas- supuso el primer ballet de repertorio para la Compañía Nacional de Danza. ‘Cuando yo llegué a la dirección -en 2011- fue la primera vez que pusimos zapatillas de punta a los bailarines y fue un trabajo lento. Empezamos con cosas más pequeñas, con pequeñas piezas y hasta cuatro años después no pudimos estrenar este Quijote’, explicaba. ‘Espero que esta sea una nueva etapa para este ballet’.
Don Quijote es un original de los ballets rusos de Marius Petipa estrenado en 1869. Su argumento está basado en dos libros de la segunda parte de la gran novela de Cervantes. En su montaje de 2015, que es el que ahora repone la CND, José Carlos Martínez intentó acercarlo más a España con detalles en su danza e incluso en su coreografía -tiene un fandango y un bolero coreografiados por Mayte Chico-. En su estreno y sus primeras funciones el bailarín principal invitado fue Joaquín de Luz -entonces primer bailarín del New York City Ballet- que, como director de la CND (2019-2024) asumió el compromiso de su reposición en el Teatro Real en estas fechas -que, además, cumplirá su función número 100 el 28 de febrero-.
La versión de José Carlos Martínez de 'Don Quijote' que repone la CND en el Teatro Real incluye un fandango y un baile bolero coreografiado por Mayte Chico. / Carlos Quezada / Teatro Real
Un Basilio y una Quiteria que han crecido en la CND
Ahora no estará Joaquín de Luz, que no ha sido mencionado en la presentación. Los dos intérpretes que asumen el rol protagonista son Giada Rossi, que forma parte de la CND desde 2015 y que desde noviembre de 2023 es Primera Figura y Yanier Gómez Noda, solista en la CND desde 2016 y Primer Bailarín desde 2022. Ambos estuvieron en aquel estreno de 2015 asumiendo otros roles y, en la presentación de este miércoles, han recordado con mucha emoción aquel primer Don Quijote en la CND. ‘Fue el primer ballet que interpreté con la Compañía y sólo tuve mes y medio para prepararlo’, explicaba Gómez Noda, que ahora asume el rol de Basilio. ‘José Carlos es un ídolo desde que era niño, recuerdo verle bailar en Cuba’, recordaba sobre el coreógrafo con admiración. ‘No se me olvida que antes del estreno de esta obra yo estaba muy nervioso y me calmó con una conversación que recuerdo como si fuese hoy’.
Rossi también se mostraba emocionada de interpretar a Quiteria. ‘Don Quijote es el primer ballet completo que bailé tras entrar en la Compañía y bailarlo ahora otra vez me llena de emoción’, coincidía con su partenaire. ‘He crecido mucho en este tiempo como bailarina, y sé que lo voy a vivir de manera distinta’.
Para buena parte del elenco de la actual CND esta reposición supone la vuelta a un trabajo que ya hicieron en una etapa anterior de la Compañía, pero parte de ese elenco se ha renovado, al igual que la persona al frente. Se trata de la segunda gran obra que estrena Romero al frente de la dirección artística y, como en la anterior, se trata de un compromiso heredado de la dirección anterior. ‘Desde mi llegada a la Compañía en agosto todos me han apoyado mucho para que esto salga de maravilla’, indicaba la directora en la presentación.
Más presencia de ‘lo español’
‘Este Don Quijote es la lectura de un francés en un ballet ruso sobre una obra española’, recordaba Elna Matamoros, responsable de la puesta en escena y asistente del coreógrafo. ‘Ya en el primer montaje se introducen personajes, como los bailarines boleros, que no existían en la novela original’. Matamoros hacía este comentario en la presentación sobre los elementos más españoles introducidos en la coreografía por José Carlos Martínez, que incluyen un fandango y un baile bolero -coreografiados por Mayte Chico- y, sobre todo, elementos como el manejo de capotes de torero reales -en muchos montajes se suelen simular con un sencillo pañuelo- o el movimiento de los abanicos.
‘Siempre que trabajo con un ballet de repertorio me gusta tener en cuenta la tradición, pero dándole un nuevo toque’, explicaba Martínez, ‘sobre todo en cuanto al ritmo. Originalmente son ballets muy largos y muy lentos, yo quería que tuviera una dinámica diferente. La idea es que la gente salga del teatro con ganas de más’. En su montaje, reducido de cuatro a tres actos del original, el personaje de don Quijote tiene más presencia y vive su propia historia de amor en paralelo a la acción principal, ‘trato que no sea solamente un personaje de pantomima’, indica.
Pero la misma coreografía ha ido cambiando desde su estreno en 2015. ‘Entonces tuvimos que montarlo muy rápido’, comenta Martínez. ‘Las historias secundarias están ahora más desarrolladas, han ido creciendo con las aportaciones de los bailarines. Aquí hay muchos momentos de libertad, por eso es un ballet que les gusta mucho interpretar’.
El ballet se verá en el Real en ‘su versión grande’, en palabras de Matamoros, que explicaba que desde su estreno en 2015 han ido adaptando la coreografía según el escenario en el que lo han ido representando. Además, lo hará con música en directo, la de la Orquesta Titular del Teatro Real dirigida por Manuel Coves, que fue precisamente el responsable de la adaptación musical en su estreno en 2015. ‘Estoy muy agradecido de que en esta ocasión se haya podido reunir al equipo original, porque para mí fue mi primer ballet clásico’. Sobre la música, el director ha indicado: ‘Es una música alegre, fresca y divertida, así que la orquesta disfruta mucho interpretándola, hay todo el tiempo sensación de alegría y placer’.