A las 20 horas de este martes, el portal de calidad del aire del Ayuntamiento de Madrid indicaba que en la capital se respira bien o muy bien. Todos los contaminantes registrados por las 24 estaciones de medición que hay en distintos puntos de la ciudad estaban por debajo de los límites permitidos por la Unión Europea, con un indicador verde que señala la puntuación máxima. Solo los referentes al ozono troposférico se mostraban algo más bajos, pero igualmente con la puntuación ‘bueno’. Esta ha sido la tónica general en los últimos dos años y medio, con registros que han ido superando datos históricos en los últimos meses.
Madrid cumplió en 2022 por ‘primera vez’ desde que se hace seguimiento de estos datos los requisitos para las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno (NO2) en aire establecidos por las instituciones comunitarias, por cuyo incumplimiento en los años anteriores la capital fue condenada el 22 de diciembre de 2022 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Pero desde entonces, las cifras solo han mejorado. Algo que incluso las organizaciones ecologistas aprecian aunque con todos los matices y más exigencias.
Límites más estrictos a la vista
En el equipo municipal han defendido desde entonces que estos datos solo han sido posibles gracias a la estrategia medioambiental del Ayuntamiento, que comenzó con polémicas por la aplicación de un nuevo modelo de Madrid central, similar pero distinto al promovido por Manuela Carmena, y varias moratorias consecutivas para la entrada de los vehículos de etiqueta B en el centro de la ciudad. La sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que tumba parte de la ordenanza de Movilidad Sostenible, y con ellas Madrid central y todas las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en todo el municipio, puede poner en riesgo la calidad del aire que respiran los madrileños.
Más aún teniendo en cuenta que el Parlamento europeo aprobó en abril una resolución con unos límites contaminantes más estrictos que los vigentes. Si en las circunstancias actuales y a pesar de las mejoras registradas, desde los grupos ecologistas ya se advierte que será difícil cumplir con este nuevo marco una vez que entre en vigor – falta aún la aprobación definitiva por parte del Consejo europeo -, será aún mucho más complicado mantener los estándares europeos de calidad del aire si los vehículos que en los últimos tres años han salido del centro y de otros puntos conflictivos de la ciudad, descongestionando el tráfico, vuelven a rodar por estos circuitos.
De momento, el delegado de Urbanismo, Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, se mostró ayer por la tarde muy satisfecho al asegurar que este último mes de agosto ha sido ‘el mejor de la serie histórica’. El responsable de este área explicó que los servicios jurídicos están aún analizando la sentencia, pero adelantó que la previsión es presentar un recurso de casación antes de que expire el plazo el próximo 23 de octubre.
Planteamiento de los ecologistas
En línea con la oposición, los grupos ecologistas han pedido al Ayuntamiento de Madrid precisamente que presente ese recurso y animan al equipo municipal a ‘tramitar mejor’ las actuales zonas de bajas emisiones (ZBE) en la capital y solucionar las incidencias. Pero van más allá y piden ‘ampliar su alcance’, entre otras cosas, para cumplir con las indicaciones europeas que están por llegar y, sobre todo, porque la contaminación atmosférica causa ‘cada año 5.000 muertes prematuras en la comunidad de Madrid, y más de la mitad de ellos en la capital’, según Ecologistas en Acción.
La sentencia del TSJ se basa, principalmente, en la ‘manifiesta insuficiencia’ del estudio del impacto económico de las restricciones al tráfico de la ordenanza municipal. Tanto Ecologistas en Acción como Greenpeace recuerdan que la implantación de ZBE ‘no es una medida caprichosa’ sino una obligación derivada de la Ley de Cambio Climático y aseveran, con un argumento con el que contravienen el razonamiento principal de la sentencia, que las personas más vulnerables y con menos rentas, que en muchos casos no disponen de automóvil privado, ‘son las más afectadas por la contaminación’.
Añaden, asimismo, que el Plan de Acción de la Unión Europea “Contaminación cero para el aire, el agua y el suelo” señala ‘claramente’ que los costes asociados a la contaminación (pérdida de días de trabajo, costes de la atención sanitaria, mortandad prematura, daños en edificios, entre otros) ‘son cuatro veces más altos que la adopción de medidas muy ambiciosas para reducirla’.