Incidente del túnel de Chamartín: así es el S106, el tren fabricado por Talgo que causa el pánico entre viajeros

El incidente ferroviario del pasado lunes 5, cuando un tren de la línea Madrid-Valencia operado por Renfe quedó atrapado durante varias horas en un túnel de Chamartín, ha desatado el escándalo. Mientras los usuarios intensifican las protestas señalando a la compañía pública, el ministerio de Óscar Puente ha entrado en guerra abierta con Talgo, el fabricante de trenes, a quien hace responsable de una multitud de fallos en su modelo S106, estrenado el pasado mayo.

Así es el S106, la decepción en lo último en tecnología ferroviaria

El S106, o ‘Talgo Avril’, estaba diseñado para solucionar algunos problemas fundamentales del sistema ferroviario español, y ha acabado por multiplicarlos. Los ingenieros buscaban diseñar un tren de gran capacidad pero en una sola planta, que operase en todas las vías fuesen del ancho que fuesen e independientemente de la tensión de la red de cada país, que llegase a los 330 km y que fuese más eficiente energéticamente. Y sobre el papel todo era maravilloso:

Sin embargo, el funcionamiento de ese S106 parece más que problemático. Renfe habla de 479 incidencias desde su estreno, hace tan solo dos meses y medio, y de puntualidad por parte del modelo en tan solo el 40,72% de los trayectos, 36 puntos por debajo que la del conjunto del servicio. El número de modelos ‘Talgo Avril’ que opera Renfe es de 22, pero 11 están inactivos por distintos motivos, y aún tienen que recibir otros 8. De momento son el 9% del total de la flota de alta velocidad.

Los principales fallos que sufre el modelo son en el sistema de tracción (pantógrafos que bajan a destiempo y caídas de tensión), problemas en el control del tren y comunicaciones, con falsas averías y fallos en la gestión al paso por cambiadores de ancho; problemas de estabilidad en las ruedas y ejes, fallos en constantes en el cierre de puertas y mal funcionamiento de la megafonía, equipos de restauración y frigoríficos, instalaciones sanitarias y equipos de climatización; entre otros.

El incidente del pasado lunes, que estaría relacionado con las tarjetas electrónicas del bus de comunicaciones, aún es investigado por Talgo. Los usuarios quedaron parados por más de dos horas en el túnel, sin electricidad y sin aire acondicionado, lo que provocó que un pasajero rompiese una de las ventanas. Mientras, el número de incidencias no hace sino aumentar, con su pico en julio y aún peor tendencia en agosto.

El Ministerio de Transportes ha anunciado la toma de acciones legales, incluida indemnización económica, estallando el escándalo en plena búsqueda de nuevos inversores por parte de Talgo. Una operación que debería permitirle ampliar la capacidad productiva para hacer frente a los pedidos que se le acumulan, tras casi 3 años de retrasos en estos S106 para Renfe que ya le valieron una sanción de 166 millones de euros.

Uno de los posibles nuevos socios, muy interesados en la tecnología de cambio de ancho de vía para controlar las comunicaciones en Europa del Este, es la húngara ‘Magyar Vagon’, que el Gobierno español ve con malos ojos por excesivamente cercana al ejecutivo díscolo y filo ruso de Órban. La política nunca falta.


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