El ‘boom’ de los pasaportes colombianos en Madrid: ‘Lo que más aprecio es la seguridad’

La distancia más corta entre Madrid y Colombia es de aproximadamente 8.000 kilómetros. No son pocos, pero cada año decenas de miles de personas deciden viajar del país sudamericano para quedarse a residir en la capital.

De forma oficial, se conoce que a lo largo del año 2024 se produjeron cerca de 136.000 altas de residencia procedentes del extranjero, el máximo de la serie, ‘consolidando a la Ciudad de Madrid como destino residencial preferente’. Las entradas desde Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador y Argentina supusieron casi la mitad de estos movimientos, aunque el Ayuntamiento todavía no ha dado todos los detalles al ser datos provisionales.

Sí están los de 2023, cuando se produjeron 24.097 altas de residencia de ciudadanos y ciudadanas colombianas, más que venezolanas (22.737), la principal nacionalidad después de la española el año anterior. Colombia se convirtió así en el país del que más gente se inscribía en el padrón madrileño.

¿Por qué migra la gente de Colombia?

Las razones que están detrás de estas migraciones son muchas, pero en el caso de los colombianos, hasta la mitad se irían de su país. Así lo expuso estudio de la empresa de análisis Gallup realizado entre 1.200 ciudadanos, donde, entre una lista de 13 países de América Latina, el sondeo mostró que Colombia es el país donde la gente tiene más ganas de emigrar. Le siguen República Dominicana (48%), Ecuador (47%) y Honduras (45%).

Desde diciembre de 2015, cuando quitaron el visado, muchos jóvenes colombianos han empezado a venir a España, varios sin papeles en regla. En 2020, un informe de la Universidad Carlos III de Madrid y la Fundación PorCausa estimó que alrededor de 100.000 colombianos vivían de manera irregular en el país, entre dos y tres veces más que la suma de todas aquellas personas que vienen de África, incluido Marruecos y Argelia.

La llegada al país no siempre es fácil, como no lo fue para Jessica Paola Palomino Sánchez. Ella se vino hace tres años, después de romper una relación larga. Llegó sin que nadie la esperase en el aeropuerto; sin una red que la sujetase al menos esos primeros meses de transición.

Jessica Paola Palomino, colombiana en Madrid. / Alba Vigaray

Empezó trabajando como interna en una casa por solo 700 euros. ‘Salía los domingos por la mañana y regresaba los lunes. No tenía apenas tiempo’, asegura. Tenía manutención en el hogar donde trabajaba, pero mantenía el alquiler de una habitación en otro piso. Una amiga le insistió en que trabajase de lo suyo: las cejas y pestañas que hacía en su país. ‘Comencé a buscar desesperadamente porque sin trabajo… A veces uno llega y le recibe un amigo. Eso ayuda. Pero yo estaba sola desde el inicio’, relata.

Al mes y medio dejó la casa y comenzó en una clínica. Ahora, tres años después, tiene su propio negocio que se llama igual que su perfil en Colombia, Ilumina Miradas. Entre medias ha viajado lo que ha podido y ha hecho amistades, la mayoría latinas. ‘Quiero disfrutar ahorita, de joven’, añade.

De Madrid, lo que más aprecia es ‘la seguridad’. Relata cómo en Bogotá, en medio de un robo, se le cayó el móvil. Los ladrones sacaron una pistola. ‘No es que te quiten las cosas, es que te hacen daño. Ese es el miedo de uno’, afirma. Aquí, la sensación que tiene por las calles es diferente. Pese a la soledad que sintió al llegar, asegura que ha aprendido a quitarse miedos; a que nada le frene de hacer algo si es que de verdad quiere hacerlo.

Jessica Paola Palomino en su centro de estética Ilumina Miradas. / Alba Vigaray

Claro que la vida española no siempre es sencilla. Conoce bien las dificultades de ser autónoma en España, por mucho que haya prosperado en poco tiempo. También critica el estigma que puede haber sobre jóvenes como ella. ‘A veces, las mujeres latinas vestimos muy ajustado y eso se malinterpreta mucho. Me ha pasado que hombres más mayores me han mirado como si fuera una prostituta. No veo nada malo con ese trabajo, tengo conozco a gente que se dedica al trabajo sexual, pero uno no debe juzgar por lo que ve, sino por lo que realmente es’.

La vida fuera de la M30

Tanto su residencia como su negocio están en Carabanchel. Porque si bien la población latinoamericana en la capital supone ya más de la mitad de todos los extranjeros que han fijado estos dos últimos años su lugar de residencia en Madrid, buena parte de los colombianos viven en este distrito, Usera y Latina.

Ya en 2017, un artículo del periódico colombiano El Tiempo hablaba de Aluche (Latina) como un lugar que concentra a un buen número de restaurantes, panaderías, discotecas, negocios y residentes. En él se relataba cómo muchos ciudadanos van buscando restaurantes con su bandera tricolor para disfrutar de carne que no lleve solo pimienta y sal, sino comino, ajo, cilantro.

‘La comida si la echas de menos vas a un restaurante. Es mucho más cara, pero bueno’, expone el colombiano Daniel Marín Guzmán. Lo que sí echa más de menos es a sus padres o el clima. Él viene de Armenia, la capital del departamento del Quindío, en el Eje Cafetero, donde nunca llegan a unas temperaturas tan bajas como las que cada año se ha estado exponiendo con la llegada del invierno en Madrid.

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Llegó a la capital hace seis años. Había vivido previamente en España con sus padres desde los cuatro hasta los 13 años en La Elipa. Cuando los hermanos se hicieron mayores, decidieron regresar. Él lo hizo con una novia -que ahora es su ex- en Usera, donde cuenta que hay al menos unas cuatro panaderías colombianas, varios restaurantes y bastantes más compatriotas.

¿Qué tiene Madrid que gusta tanto a los colombianos? En su opinión, que es una ciudad grande, lo que se lee como un lugar con más posibilidades y contactos para encontrar empleo. También aprecian ‘la tranquilidad de poder andar a cualquier hora sin la preocupación de que te puedan robar’. ‘Aquí si quieren quitarte algo te meten la mano en el bolsillo y ni te enteras’, añade. Sus amigos también mencionan la ‘capacidad de ahorrar’: ‘Colombia es muy buen país para vivir si tienes dinero, pero el resto es complicado. Con el salario mínimo no te alcanza ni para comprarte una prenda de ropa’.

Desde hace un tiempo, Daniel hace vídeos de humor en redes sociales donde muestra las diferencias que hay entre españoles y colombianos en las relaciones románticas ‘La mayoría aquí son muy tranquilos. No son celosos, sino que dejan su espacio a su pareja. Eso de salir de fiesta con los amigos allí es raro’, dice.

Él, que acaba de mudarse a Barcelona, mete entre sus cosas favoritas de la lista el transporte madrileño, los parques, el orden en las calles y la limpieza. Aquí ha dejado también buenos amigos.

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