Con la muerte del Papa Francisco, la Iglesia Católica se adentra en un momento decisivo, cargado de historia, simbolismo y expectación: la elección de un nuevo pontífice. Tras el fallecimiento, ocurrido un día después de su última aparición pública durante la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección, todas las miradas se vuelven hacia el Colegio Cardenalicio, responsable de elegir al nuevo Papa en cónclave.
En este contexto, el nombre de Carlos Osoro (Castañeda, 16 de mayo de 1945), arzobispo emérito de Madrid, destaca como uno de los nombres con más proyección entre los aspirantes de habla hispana. Con una trayectoria forjada entre parroquias, seminarios y arzobispados se ha consolidado como una de las voces más influyentes del catolicismo español. Su sintonía con el legado de Francisco y su capacidad de liderazgo lo sitúan como una opción firme en el horizonte del Vaticano.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (i), pronuncia unas palabras ante el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, en la Catedral de La Amudena durante la misa en honor de la patrona de la ciudad, este miércoles, en Madrid. / EFE
Trayectoria de Carlos Osoro, candidato al papado
Osoro cursó, entre otros, estudios de Magisterio, Pedagogía y Matemáticas, y ejerció la docencia hasta su ingreso en el Seminario para vocaciones tardías Colegio Mayor El Salvador de Salamanca para realizar, en la Universidad Pontificia, los estudios en Filosofía y en Teología. Fue ordenado sacerdote el 29 de julio de 1973 en Santander, diócesis en la que desarrolló su ministerio sacerdotal. Después, inició su ministerio sacerdotal en la pastoral parroquial y la docencia. En 1975 asumió varios cargos diocesanos clave en Santander, entre ellos Vicario General, función que desempeñó hasta 1993. También fue Rector del Seminario de Monte Corbán y director de centros formativos vinculados a la Universidad Pontificia de Comillas. En 1997 fue nombrado Obispo de Orense, y en 2002, Arzobispo de Oviedo. Entre 2006 y 2007 ejerció como Administrador Apostólico de Santander. Posteriormente, Benedicto XVI lo designó Arzobispo de Valencia en 2009, y en 2014 el Papa Francisco lo nombró Arzobispo de Madrid, cargo que ocupó hasta su jubilación.
El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro durante la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal. / EFE
Conocido por su talante dialogante, su carisma y su capacidad para conectar con la gente, Osoro encarna muchas de las cualidades que marcaron el pontificado de Francisco: cercanía a los más desfavorecidos, apuesta por una Iglesia más humilde y vocación misionera.
Reconocimientos y participación en el Sínodo
El cardenal Carlos Osoro fue nombrado Patrono vitalicio de la Fundación Universitaria Española y, desde 2008, dirigió su seminario de Teología. En 2016 fue distinguido como Miembro de Honor del Colegio Profesional de la Educación de Madrid.
Misa en la Colegiata de San Isidro con motivo de la festividad del patrón de Madrid. / Europa Press
En el ámbito internacional, tras su participación en la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia en octubre de 2015, el Papa Francisco lo integró en el XIV Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo, un organismo permanente que colabora con el Pontífice en la preparación y desarrollo de futuras asambleas sinodales.
Otros nombres españoles en la baraja vaticana
Carlos Osoro no es el único cardenal español que suena como posible sucesor. También se mencionan otros nombres con peso eclesiástico:
- Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, muy alineado también con las reformas impulsadas por Francisco.
- Antonio Cañizares, exarzobispo de Valencia y ex prefecto de la Congregación para el Culto Divino, con una fuerte proyección en la curia romana.
- Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una de las figuras teológicas más respetadas en el Vaticano.
- Ricardo Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid y expresidente de la Conferencia Episcopal Española, con una amplia trayectoria pastoral y conciliadora.
El cónclave: una elección bajo llave
El proceso para elegir al nuevo Papa se mantiene inalterado desde el siglo XI. Fue en abril de 1059 cuando el Papa Nicolás II estableció que fueran los cardenales —y no las grandes familias nobles ni el emperador del Sacro Imperio— quienes eligieran al Romano Pontífice. Desde entonces, los cardenales electores —aquellos menores de 80 años— se reúnen cum clave (bajo llave) en la Capilla Sixtina para deliberar y votar.
Durante el cónclave, los cardenales no pueden hacer campaña por sí mismos, pero sí está permitido que se voten entre ellos. La elección requiere una mayoría de dos tercios del colegio cardenalicio y se realiza en tres fases: el pre-escrutinio, el escrutinio y el post-escrutinio. Las papeletas utilizadas son posteriormente quemadas, y de la chimenea de la Capilla Sixtina saldrá el tradicional humo blanco si hay nuevo papa.
Mientras tanto, la Iglesia espera, el mundo observa, y nombres como el de Carlos Osoro resuenan con fuerza en estos días decisivos para el futuro de la fe católica.