El pañuelo de las fiestas de la capital sierense se ha convertido en un símbolo de identidad para los polesos. Azul, con el escudo del concejo y el nombre bordado en dorado de sus grandes celebraciones, este complemento ha arraigado en la tradición popular. Si bien su presencia es indiscutible en Güevos Pintos y sobre todo en El Carmín, en Comadres, el próximo día 27, ha tardado más en consolidarse. Aún así, en los últimos años, cada vez más gente se anima a salir a comadrar con el pañuelo al cuello, lo que demuestra que esta costumbre, lejos de apagarse, sigue expandiéndose y evolucionando con el paso de los años.
El pañuelo representa algo así como un lazo entre los polesos y sus fiestas, una muestra de orgullo por su tierra y sus tradiciones. En sus inicios era un elemento novedoso, pero hoy en día forma parte de la esencia misma de las festividades de Pola de Siero. Se ha convertido en un regalo habitual para amigos y familiares que residen fuera, como una manera de llevar un pedazo de su hogar a cualquier parte del mundo, y hasta como obsequio en momentos especiales, como comuniones, nacimientos y otros eventos.
Dos versiones de los pañuelos, en Trastos Regalos, en Pola de Siero. / C. V.
El origen de este pañuelo se remonta a 1986, cuando la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, con Celestino Cezón a la cabeza, buscaba un elemento que identificara a las fiestas de la villa. Inspirados por la bandera del concejo, se optó por un diseño azul con el escudo de Siero y el nombre de sus tres festividades más importantes. La primera tirada, serigrafiada, se puso a la venta en Güevos Pintos de 1987, y en 1988 se introdujo el modelo bordado, que con el tiempo se popularizó hasta convertirse en un elemento ya considerado tradicional.
A lo largo de los años, el pañuelo ha pasado de ser un producto de temporada a un artículo disponible durante todo el año en varios negocios, adaptándose a las necesidades de quienes desean tenerlo no solo para las fiestas, sino también como recuerdo y señal de identidad. Además, la posibilidad de personalizarlos con nombres bordados ha hecho que su demanda crezca aún más, permitiendo a cada persona darle un toque especial y único.
A día de hoy, varios establecimientos locales se encargan de mantener viva la tradición del pañuelo festivo. Alicia Lagranda, de Los Tesoros de Ali, fue una de las primeras en reavivar la tradición del pañuelo, trabajando en su momento con la comisión de festejos para mantener el diseño clásico que hoy en día sigue vigente. ‘Veo que cada vez hay más gente que se anima a poner el pañuelo en todas las fiestas, incluso en Comadres, y eso presta porque es algo muy nuestro’, afirma Lagranda. Además, menciona que no solo se venden para las fiestas, sino también como regalo para polesos que viven fuera y quieren llevarse un trozo de su tierra consigo.
Por su parte, Raúl García, de Trastos Regalos, heredó la comercialización del pañuelo tras el cierre de Casa Gorín, mercería histórica de la villa. ‘Nos ofrecieron quedarnos con la venta de los pañuelos y aceptamos encantados. Se encargan a una chica de Oviedo, que los borda y nos los trae. Recomendamos encargarlos con al menos quince días de antelación’, explica García. Aunque llevan poco tiempo encargándose de este servicio, García considera que es notable el aumento de pañuelos en Comadres. ‘Hoy mismo me van a traer varios que ya están vendidos para esta fiesta’, comenta, evidenciando el creciente interés por el pañuelo en esta celebración.
Marcos Pintado, de Ferretería Piquero, también ha apostado por los pañuelos, incorporándolos a su negocio hace unos cinco años. ‘Hasta ahora teníamos el modelo impreso, pero la gente nos pedía el bordado y este año hemos dado el paso. Es más caro, pero tiene más calidad y la gente lo valora’, señala Pintado. En su caso, la mayor demanda se da entre marzo y septiembre, coincidiendo con las festividades más destacadas, aunque mantienen stock durante todo el año. ‘Lo compran sobre todo polesos, para niños pequeños o como regalo, aunque también hay visitantes que lo ven en el escaparate y se animan a llevarlo’.
Aunque el pañuelo de las fiestas de Pola de Siero tuvo su origen como una manera de fortalecer la identidad local y recaudar fondos para las celebraciones, su significado ha trascendido con el paso de los años. Hoy es un emblema de pertenencia, un regalo con carga sentimental y un testigo de la evolución de las fiestas polesas. Con la creciente adopción del pañuelo en Comadres, queda claro que esta tradición sigue viva y en constante expansión, uniendo a generaciones de polesos en cada celebración.