Los Dominican Don´t Play (DDP) han perdido su dominio sobre Carabanchel. Una exitosa operación de la Policía Nacional ha logrado desarticular al conocido como coro de los ‘4 chorros’, el capítulo ‘más violento y activo’ de la banda en la capital, deteniendo de golpe 11 de sus miembros, incluidos varios de los principales cabecillas, e hiriendo de muerte su control sobre el distrito, que estaba al margen de las violentas disputas que mantienen en otras zonas de la ciudad con sus principales rivales, los Trinitarios.
Bautizada como Operación Lamino, la intervención ha supuesto asestar un ‘duro golpe’ a la estructura de los DDP y a su capacidad de control territorial. No solo ha logrado acabar con la que era ‘una de las células más violentas y peligrosas’ que había en la región, sino que también ha dado a esta y el resto de bandas que operan en Madrid ‘una severa lección sobre el alcance del trabajo policial’, tal y explicaba este lunes en rueda de prensa la inspectora jefe del Grupo 23 de la Brigada Provincial de Información, especializado en bandas violentas de origen latino.
Y es que, pese a la gran dificultad de la investigación, debido a la escasez de información inicial y el elevado número de personas implicadas en la agresión del pasado mes de enero – cuando una decena de DDP dispararon y atacaron con machetes a un joven no vinculado a ninguna banda- , que motivó el inicio de las pesquisas, el exhaustivo trabajo del Grupo 23 y el resto de unidades implicadas ha permitido identificar a los 11 arrestados a principios de este mes. El operativo ha permitido también esclarecer otra agresión ocurrida en diciembre en la que se empleó una de las armas blancas incautadas.
El positivo saldo final de la Operación Lamino es que se ha logrado imputar a diez de los detenidos por tentativa de asesinato, tenencia ilícita de arma prohibida y pertenencia a organización criminal. Tras este revés policial, ‘actualmente no existe ninguna rivalidad activa por el control’ de Carabanchel, según detalló la responsable de la investigación, ni ningún miembro la banda con capacidad para reactivar el capítulo en la región. Pese a todo, las pesquisas continúan abiertas, con seguimiento continuo a los integrantes que siguen en libertad, y no se descartan nuevas detenciones en un futuro
Salvaje agresión en Usera
Todo comenzó el pasado 14 de enero, cuando una decena de integrantes del coro salieron ‘de caza’ montados en dos vehículos, uno de ellos robados, por Madrid. El objetivo era vengar un previo ataque perpetrado por varios Trinitarios a un DDP menor de edad, el cual a su vez había agredido a un rival. Tras varias vueltas sin encontrar un candidato con el que seguir alimentando la espiral de violencia sin fin, los chorros se decantaron por una víctima aleatoria cuyo pecado era encontrarse en el momento equivocado en el lugar equivocado: Usera, territorio rival.
Armados y con las caras embozadas, los asaltantes se abalanzaron sobre un joven que paseaba con su pareja y que no tenía relación alguna con ninguna banda. Tras obligarle a realizar gestos ofensivos hacia la banda rival, los agresores le dispararon a bocajarro en el tórax, provocándole un daño irreversible en la espina dorsal que le hizo caer el suelo. Lejos de detenerse o apiadarse, siguieron golpeándole con machetes en la cabeza y los brazos con los que intentaba cubrirse hasta que, dándole por muerto, emprendieron la huida en los vehículos en los que habían llegado.
Pocos datos y muchos participantes
Debido al lugar del ataque, las expresiones utilizadas por los agresores y el modus operandi, el caso fue asumido desde el primer momento por el Grupo 23. El único dato con el que se contaba inicialmente fue el testimonio de un testigo, que informó de que los autores huyeron en un vehículo a motor sin descripción concreta. A partir de esta escasa información, los investigadores lograron determinar que en el suceso estaban implicados dos vehículos, uno sustraído y recuperado una semana después; así como identificar a los participantes.
La operación culminó en varios registros realizados los pasados 8 y 9 de julio, ocho en Madrid y uno en León, donde residía uno de los miembros. Durante los mismos, en los que participaron diversas unidades policiales, además de proceder a las 11 detenciones, se incautaron varias armas de fuego reales y de imitación, armas blancas documentación interna de la banda, dispositivos informáticos, y se localizó el segundo vehículo implicado en el ataque de enero.