Amaia manda en Madrid: oficialmente, presidenta de la república del pop español

Venía de bordarlo en Barcelona, pero ha sido en Madrid, dónde si no, que Amaia ha marcado un antes y un después. Esta noche, Amaia ha llenado el Movistar Arena de Madrid sin apenas despeinarse. ‘Estoy un poco abrumada, es el concierto más grande que he hecho en mi vida, estoy muy contenta’, ha confesado con una sinceridad que ha desarmado al público. Y lo cierto es que no ha necesitado más para conectar. Con una sencillez desarmante y una voz que sigue siendo su mayor poder, Amaia ha demostrado que no necesita artificios ni grandilocuencias para conmover. Ha llegado, ha cantado y ha vencido. Pero lo ha hecho a su manera: sin forzar nada, casi como si estuviera en el salón de su casa.

Amaia actúa en el Movistar Arena. / Europa Press

Karaoke colectivo y comunión emocional

El recinto, lleno hasta los topes, ha congregado a una variedad de público que pocas veces se ve en un mismo evento: grupos de amigas, parejas, padres e hijos. En común, una emoción palpable, una comunión sincera y sonrisas en los labios desde el primer acorde. La escenografía, de varias alturas y con un fondo negro que contrastaba con el rosa de su vestido y los párpados amarillos, ha sido el marco perfecto para una noche inolvidable. Amaia ha aparecido sin artificios, cercana y natural, y el público ha respondido entregado, dispuesto a corear cada palabra.

Entre la nostalgia y la búsqueda de identidad

Ha ido intercalando canciones de sus dos últimos discos, navegando con soltura entre la dulzura nostálgica y la experimentación más reciente. La naturalidad con la que une los huecos entre canción y canción ha marcado la diferencia de una artista real que cala por su sinceridad. No hay truco ni afectación, es todo amor por lo que hace y defiende.

La cantante y actriz Amaia actúa durante un concierto, en el Movistar Arena, a 23 de febrero de 2025, en Madrid (España). / Ricardo Rubio / Europa Press

El primer acto ha cerrado por todo lo alto con ‘Nanai’, en el que Amaia se ha arrancado a bailar, desatando el entusiasmo colectivo. Ha sido un cierre redondo para un arranque que ya había entregado al Movistar Arena por completo. ‘La tarara’ ha sido otro de los momentos memorables, transformada con aires de jazz latino y acompañada de percusiones que han resonado como un latido común. La combinación con unas visuales estilo GTA ha añadido un toque de modernidad inesperada, demostrando una vez más que Amaia no tiene miedo a experimentar.

Emoción a flor de piel y risas cómplices

El segundo acto ha arrancado con ‘C’est la vie’ a solas con su piano, mientras el escenario comenzaba a iluminarse con un mosaico de imágenes. Amaia ha disfrutado, se la ha visto contenta, acompañada y envuelta por un conjunto de cuerda que ha aportado una atmósfera de ensueño. Se ha puesto folclórica con ‘Me pongo colorada’ de Papa Levante, arrancando sonrisas y algún que otro suspiro nostálgico. Al acabar, ha exclamado un espontáneo ‘¡Qué temón!’, rompiendo cualquier barrera entre artista y público.

El Movistar Arena ha contenido la respiración cuando ha interpretado ‘Auxiliar’, dedicada a su madre. Se ha levantado y ha mirado al infinito antes de comenzar, dejando claro que en sus manos cada canción parece especial e importante, y se nota. La sección de metal y viento ha tomado el relevo mientras Amaia se sentaba y observaba, dejando espacio para que su banda brillara. Hay muchas horas de trabajo detrás de este show, y se nota.

Antes de ‘Ya está’, ha advertido entre risas que está aprendiendo a tocar el arpa. ‘No me ha salido mal en los últimos conciertos’, ha bromeado, desarmando cualquier atisbo de solemnidad. Pero cuando ha empezado a sonar, el silencio ha sido absoluto, como si el Movistar Arena contuviera el aliento. La leyenda del público español como poco respetuoso ha saltado por los aires una vez más, y al finalizar, la ovación ha sido unánime.

De lo íntimo a lo grandioso

El tercer acto ha comenzado con un vídeo y un cuerpo de baile que han acompañado a ‘Fantasma’. Amaia ha cogido el micrófono con las dos manos, recordando a su etapa en OT, pero esta vez con una seguridad y una madurez emocional que ha emocionado hasta al más cínico. ‘Tengo un coro y todo’, ha soltado para romper la solemnidad, arrancando carcajadas en el público.

El momento más emotivo ha llegado con ‘Despedida’, precedido por un recuerdo a su abuela. El silencio en el recinto ha sido sepulcral, roto solo por las notas de su guitarra acústica. Cuando ha recogido un ramo de claveles del público, su sonrisa ha iluminado el escenario. Y en ese instante, todo ha tenido sentido: el contraste entre la naturalidad con que une los huecos entre canción y canción y la intensidad de su interpretación han demostrado que Amaia es una artista real, sin artificios ni poses.

Complicidad y locura con Aitana

La apoteosis ha llegado con ‘La canción que no quiero cantarte’, cuando Aitana ha aparecido en el escenario. La locura se ha desatado y el Movistar Arena ha vibrado al ritmo de su complicidad. La química entre ambas ha sido palpable y ha convertido el momento en uno de esos que quedan grabados en la memoria colectiva.

Amaia actúa en el Movistar Arena. / Europa Press

La culminación de una comunión emocional

Ha agarrado la guitarra acústica para ‘Quedará en nuestra mente’ y ha avisado: ‘Me lo estoy pasando increíble’. El final ha sido un crescendo emocional que ha llevado al público al límite. En ‘Zorongo gitano’ ha demostrado su registro vocal sin adornos, en una interpretación impecable al piano que ha dejado al Movistar Arena sin aliento.

‘Yamaguchi’ ha servido como rampa de salida para un final por todo lo alto con ‘Tengo un pensamiento’, que ha sonado tan imponente como en su premiere en ‘La Revuelta’, coronado por ‘Bienvenidos al show’. Las luces de los móviles ondeaban como estrellas, y el éxtasis colectivo ha sido la culminación perfecta de una noche redonda.

Amaia ha despedido el concierto con una sonrisa sincera y un ‘gracias’ que ha sonado más como un ‘hasta pronto’. Porque esta noche ha quedado claro que Amaia ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad. Una artista capaz de emocionar y de llenar un Movistar Arena con la sencillez de quien canta desde el corazón. Vuelve cuando quieras, Amaia. El cielo es el límite.

  • Movistar
  • Conciertos
  • Jazz
  • Famosos

Related Posts

Load More Posts Loading...No More Posts.