Ya metidos en agosto, la AEMET alerta de la llegada la cuarta ola de calor del verano, en un año en el que afortunadamente los episodios de alta temperatura están siendo algo más breves de lo que estábamos acostumbrados en los últimos años. La nueva ola empezará el viernes 9 y será especialmente intensa en los grandes valles de España y en las depresiones del nordeste peninsular.
Ya está aquí la tercera ola de calor del verano
La AEMET ha alertado de que la situación que ya vivimos, con cielos despejados, elevada insolación y vientos débiles va a continuar, provocando un aumento de las temperaturas favorecido por vientos del sur y sureste. Esta situación meteorológica obligará a tomar especiales precauciones entre el viernes 9 y el domingo 11, tiñendo de rojo el mapa de España durante el fin de semana.
El viernes se superarán los 40 grados en los valles del Tajo y Guadiana, y los 40 en el medio Ebro, depresiones Huesca y Lleida, valle del Guadalquivir, del Duero, Granada y puntos del centro peninsular. Galicia y el valle del Miño podrían verse especialmente afectados, sufriendo temperaturas típicas del sur de la Península durante la jornada.
Pero el peor día de la semana será el sábado, cuando se superarán los 39 y 40 grados en muchas zonas de las ya mencionadas, desde los valles del Ebro, Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir hasta puntos del Miño, centro peninsular o la cuenca del Genil. Algo más tolerable será el calor en la meseta norte, interior de Cataluña, norte de la Comunidad Valenciana o el sur de Baleares, aunque se rondarán igualmente los 36 grados.
Para el domingo una masa atlántica ayudará a refrescar la zona más occidental del país, pero los vientos del sur seguirán manteniendo e incluso subiendo esos 40 grados en el resto de la geografía, e incluso en el Cantábrico oriental y el alto Ebro podrían alcanzarse los 42º C.
Las noches no darán mucho más margen, con temperaturas entre los 22 y 25 grados en buena parte de la geografía, incluido el Cantábrico. Habrá que esperar hasta el medio día del lunes para que las temperaturas puedan comenzar a descender, sin que la agencia estatal de seguridad al respecto ni de su magnitud, pero siendo probable que no se cumplan los umbrales de ola de calor.