Al menos tres extremeños han resultado muertos a causa de la DANA que se ha cobrado ya la vida de 214 personas (identificados). A Fernando Durán Núñez desaparecido en Benetússer la noche del 29 de octubre y Cándido Molina, nacido en Azuaga pero que llevaba más de treinta años trabajando como camarero en Valencia, se une un tercer nombre: Luciano Bravo Morales, nacido en Casaldáliga, donde todavía vive parte de su familia. Sus parientes llevaban buscándolo desde el mismo día de la tragedia, el 29 de octubre, cuando volvía del trabajo; estaba empleado por una empresa de colchones. Al quedar atrapado por el agua, salió del vehículo y se subió al techo de su coche. ‘Fue lo último que supimos de él’, relata su cuñada, según recoge Levante, del mismo grupo editorial que EL PERIÓDICO EXTREMADURA. Aunque había emigrado hace años, junto a sus padres, Luciano volvía a su pueblo cuanto tenía oportunidad. La última vez que visitó Calsaldáliga fue hace escasos meses. El alcalde de Gargáligas, Pedro Fort, ha mostrado su consternación, ya que al menos ‘tres o cuatro hermanos’, de la familia Bravo Morales residen en este municipio pacense. En declaraciones a este diario, ha relatado que se dedican principalmente a la agricultura, ‘algunos están jubilados y otros siguen en activo’ y que tuvo conocimiento de la desaparición de Luciano Bravo a través de una sobrina. El nombre de Luciano, junto a una foto, ha podido verse durante días en las redes sociales, en un intento de dar con su paradero, tras tener conocimiento de que la fuerza del agua se lo había llevado en Catarroja, otro de los puntos más afectados.
La DANA se ceba especialmente con la provincia pacense, a la que pertenecen los tres fallecidos. En el caso de Fernando Durán, de 54 años, era natural de Campillo de Llerena. Sus padres emigraron a la Comunidad Valenciana cuando sus hermanos y él eran críos. Allí creció y se casó, manteniendo su residencia en Paiporta, donde falleció. La noche de la DANA Fernando estaba tratando de volver a casa, en Paiporta, cuando encontró los accesos cortados. Según confirman fuentes cercanas a la familia, decidió esperar a que amainara la tormenta en Benetússer, lugar donde fue visto por última vez. Desde entonces, los vecinos de la localidad pacense se han interesado por el paradero de Fernando, llamando a familiares para saber de él. Fue precisamente un primo el que confirmó que, tras varios días de búsqueda, el cuerpo apareció el pasado jueves. Ya ha sido incinerado, convirtiéndose en el segundo extremeño confirmado fallecido a causa de la DANA. Poco antes, había hablado con su mujer para decirle que no podría llegar hasta su casa de Paiporta, que la cosa ‘pintaba fea’ y que no le dejaban pasar. Fue lo último que se supo de él.
El primer extremeño confirmado que ha perdido la vida a causa de la catástrofe natural ha sido Cándido Molina, a los 62 años. Oriundo de Azuaga, emigró, como tantos otros extremeños, para buscar una vida con más oportunidades laborales. De ello hace ya más de 30 años, confirman en el Ayuntamiento de Azuaga. El pasado 29 de octubre, tras el paso de la catástrofe natural, su familia denunció su falta a la asociación SOS Desaparecidos. Desde entonces han estado buscándolo en la zona de la Rambla de Chiva. Los martes eran los días libres de Cándido, que trabajaba como camarero, y había invertido su jornada en acudir a su parcela de Cheste.
Vicky Sánchez, su pareja desde hace más de 17 años, estuvo hablando con él por teléfono hasta que se quedó sin batería alrededor de las 19.00 horas. Según indica Sánchez en una plataforma de ‘crowfounding’ a la que acudió para pedir ayuda económica, la fuerza del agua hizo que Candi tratara de ponerse a salvo subiéndose al tejado de una caseta que tenían en la parcela. Con él subió a los perros. Desde allí, asegura Sánchez, pudieron hablar varias veces por teléfono. Tras varios días de intensa búsqueda de su familia y amigos, el cuerpo de Candi apareció.