El Mutua Madrid Open de 2025 sirvió al fin de redención para el noruego, ganador y, sobre todo, superviviente último del Masters 1000 madrileño, tras ganar a Jack Draper en tres sets (7-5, 3-6 y 6-4). Vivía Casper Ruud anclado en esa angustiosa paradoja, la de ser el tenista con más victorias sobre la arcilla desde que Rafa Nadal dejó vacante el trono de mejor especialista del mundo sin haber sido capaz de ganar un solo torneo de primer nivel en ese terreno. El Mutua Madrid Open de 2025 sirvió al fin de redención para el noruego, ganador y, sobre todo, superviviente último del Masters 1000 madrileño.
En cierta manera, el tenis este domingo saldó la deuda histórica que había contraído con Ruud, el clásico tenista que brilla en la tierra y pasa frecuentemente desapercibido en el resto de superficies. En Madrid halló la victoria de su vida, la que da sentido a una carrera, la que llevaba casi cinco años persiguiendo con tenacidad pero sin éxito.
No lo verá con el mismo romanticismo Jack Draper, claro, que se podrá consolar con haber sido, seguramente, el hombre más consistente en estas dos semanas en la Caja Mágica, aunque el título no haya terminado en su casillero. Desde este lunes, el británico será número 5 del mundo (Ruud asciende al 7) y una creciente amenaza para la hegemonía que tratan de instaurar en el circuito Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, ambos ausentes en Madrid.
El historial de derrotas de Ruud
Dos finales de Roland Garros y una en Montecarlo había perdido Ruud. Una semifinal más en París y otras cinco entre los tres Masters 1000 que se juegan sobre tierra batida aparecían en su historial. Tanto, tantísimo, para tan poco. Para nada que fuera tangible y gozara de pedigrí hasta este domingo, más allá del título ATP 500 de Barcelona el año pasado. Cincelado en la Rafa Nadal Academy, a este paso se va a nacionalizar español, pues hasta su tenis responde al arquetipo clásico de España.
Se presentaban los dos finalistas sin haber cedido una sola manga en el torneo. El primer set lo determinó el nivel de acierto de Ruud, que pronto le regaló la ventaja a su rival. En su segundo servicio, dos dobles faltas consecutivas propiciaron la ruptura de Draper. Oro para el norteamericano, que se ancló en el fondo de la pista para tratar de aprovechar su mayor pegada.
Remontada en el primer set
Los dos controlaban su servicio, ni una pelota de ‘break’ rompía el equilibrio, mientras Ruud no se animaba a variar su juego, un set disputado de punta a punta de la pista. Sabía el noruego que necesitaba un error de su oponente para intentar la resurrección y lo encontró en la última oportunidad posible, con Draper sirviendo para ganar el set.
Eso no sucedió, Ruud recuperó el terreno perdido y aprovechó la inercia positiva para ganar tres juegos consecutivos e convertirse en el primer hombre que era capaz de ganar un set a Draper en dos semanas. El reto entonces del joven zurdo era recuperarse del golpe de haber perdido un set que había tenido en la mano.
Y lo hizo. Consagró la segunda manga a no fallar, un solo error no forzado en los nueve juegos que duró, máxima fiabilidad. Mientras Ruud perdía intensidad, él la ganaba hasta llegar al ‘break’ en el séptimo juego. Y, como si fuera una venganza premeditada, el británico se apuntó el set de la igualada con tres juegos seguidos.
El físico, clave en el desenlace
Pero como quiera que fue una final en la que los giros de guión no se intuían, simplemente sucedían como surgiendo de la nada, Ruud fue quien se elevó en el set definitivo. Fue una manga de juegos largos que dañó a Draper, más alto y potente, menos ágil y resistente. El noruego intuyó que en el físico empezaba a estar la debilidad de su oponente y se conjuró para explotarla.
En el quinto juego, Ruud le robó el servicio a Draper y ya no iba a desaprovechar su oportunidad de hacer historia. La tenía ahí, tras tantas decepciones, y la iba a devorar. La tierra, al fin, le iba a conceder la gloria.