En una época en la que Madrid crecía aceleradamente y la modernidad se abría paso en sus calles, la Huerta de Mena era un rincón de sosiego, un retiro donde la brisa susurraba versos y las sombras de los árboles cobijaban reflexiones que transformarían la literatura. Situada en el barrio de Hortaleza, esta finca no era solo un lugar de recreo, sino un santuario del pensamiento, donde los intelectuales de la Generación del 27 forjaron parte de su legado imperecedero.
La Huerta de Mena era un crisol de genialidad, un refugio donde las voces de José Ortega y Gasset, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, María Zambrano y Vicente Aleixandre se entrelazaban en discusiones encendidas y revelaciones poéticas. En sus jardines perfumados, entre fuentes y senderos de grava, florecían ideas que cambiarían el rumbo de la literatura española.
Imaginemos por un segundo, Madrid años 20. Ortega y Gasset, con su porte distinguido y su mente en perpetua ebullición, pasea meditabundo por la finca, desgranando pensamientos que darían forma a su filosofía. Enfrascado en sus pensamientos, un joven Rafael Alberti, deja que el rumor de las hojas y el trino de los pájaros acompañen su versificación incansable. Entre los muros de esta hacienda, se empiezan a fraguar versos que aún hoy resuenan como un eco imperecedero del alma de su tiempo.
No son los únicos nombres del panoráma que se dejan llevar por la atmósfera del lugar. Dámaso Alonso, con su mente analítica y su verbo afilado, encuentra en este paraíso literario el escenario perfecto para desentrañar los misterios del lenguaje. Mientras tanto, María Zambrano, con su mirada introspectiva y su voz pausada, reflexiona sobre la mística de la poesía, desgranando palabras con la delicadeza de quien teje un tapiz de significados ocultos.
Vicente Aleixandre, no se queda atrás. El joven autor de ‘Sombra del paraíso’ (novela de 1944) bebía de estos encuentros, absorbiendo cada conversación como una revelación. Aquel poeta, que años después sería galardonado con el Premio Nobel, encontró en la Huerta de Mena la cuna de un pensamiento que lo llevaría a reinventar la palabra escrita.
Conversaciones que marcaron una época
Las tertulias en la Huerta de Mena eran el alma del lugar, noches estrelladas en las que la literatura se convertía en una llama inextinguible. Se discutía con vehemencia sobre la modernidad, sobre el arte, sobre la necesidad de romper cadenas y forjar un lenguaje nuevo. No eran simples encuentros, sino batallas dialécticas donde la vanguardia se abría paso con palabras como espadas.
Allí, entre copas de vino y papeles desordenados, se fraguaban amistades que trascendían el tiempo. Algunos partirían al exilio, otros enfrentarían la censura, pero todos habían compartido aquel remanso donde la palabra era libre y la inspiración no conocía límites. ‘Pudo ser el lugar donde se conocieron los poetas Rafael Alberti y Federico García Lorca’, declaró una vez Concha Díez-Pastor Iribas, especialista en arquitectura y restauración del Patrimonio. Fue precisamente en este distrito madrileño, donde se dio un romance imposible que desembocó en el poemario ‘Sobre los ángeles’ de Alberti.
Legado en peligro
Hoy, la Huerta de Mena es una sombra de lo que fue, amenazada por el olvido y la especulación inmobiliaria. Las Madres Adoratrices, actuales propietarias, desean vender la finca para la construcción de oficinas, un destino que pondría fin a décadas de historia cultural. Sin embargo, los vecinos de Hortaleza han decidido no quedarse en silencio.
Las voces se han alzado en defensa de este refugio literario, exigiendo su conservación no solo como un vestigio arquitectónico, sino como un testimonio vivo de una época irrepetible. La Comunidad de Madrid estudia su declaración como Bien de Interés Patrimonial, una medida que podría frenar la demolición y asegurar su permanencia.
Este viernes hemos presentado en la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid más de 6.000 firmas pidiendo la protección de la histórica Huerta de Mena de Hortaleza, que puede desaparecer por la especulación inmobiliaria.
Vamos a salvarla pic.twitter.com/HgS2PxANiV
— Salvar Hortaleza (@SalvarHortaleza) February 14, 2025
No es solo piedra y tierra lo que está en juego. Es el eco de las palabras de Alberti, la huella de los pasos de Zambrano, el latido de la filosofía de Ortega. Es la justicia escapando entre los dedos por el asesinato de García Lorca. La Huerta de Mena no puede caer bajo el peso del progreso desalmado. Es un santuario de la memoria, un rincón donde la historia respira aún.