‘Vamos a acabar pronto porque el Candela, de siempre, ha sido para la juerga’. Lo adelantaba, a la guitarra, Paco Soto, guitarrista de la primera jam flamenca de la historia del nuevo Candela. El local emblema del género en Madrid ha vuelto a abrir sus puertas tras una larga travesía en el desierto. Tras su cierre, el traspaso y una profunda remodelación, el espacio vuelve a albergar conciertos de flamenco.
El martes es el día de la semana escogido por la nueva peña flamenca (recién concebida y aún pendiente de bautizarse) para celebrar este tipo de conciertos. Un ciclo que lleva por título ‘Martes Jondos del Candela’ y que viene a dar el pistoletazo de salida a una segunda venida del flamenco en Madrid. Si los 80 y los 90 fueron la edad de oro y convirtieron a la ciudad en la capital mundial del género, la nueva ola de artistas y la reapertura de esta meca que es el Candela aspiran a volver a darle lustre a la escena.
No es el primer concierto en vivo que se monta en el Candela desde su reapertura, pero la primera fue una fiesta improvisada por la visita del guitarrista brasileño Yamandú Costa. El ciclo de flamenco arrnacó oficialmente el martes con una actuación que, de algún modo, vino a cerrar el círculo y a servir de nexo entre el pasado y el presente: abrió la sesión el guitarrista murciano Paco Soto, que también fue el último músico que tocó en vivo en el Candela antes de su cierre.
José del Curro, Paco Soto y Curro Conde Morente inauguraron los ‘Martes Jondos del Candela’
La reforma
Aquella actuación tuvo lugar en enero de 2020. Se acaban de cumplir cinco años y ya nada es como entonces. Del Candela viejo sólo queda el cartel ochentero de la entrada. El resto del local ha sido sometido a una reforma integral en la que destaca el enorme trabajo de insonorización; una obra que ha obligado a reducir una parte significativa del espacio de la sala y, por tanto, del aforo. Eso provocó que el concierto del martes luciese abarrotado.
El Candela, abarrotado en su primer concierto del ciclo 'Martes Jondos del Candela' / Xavier Amado
La decoración y el mobiliario también han cambiado. Aunque las paredes están forradas de fotos y cuadros de la primera época, el mítico ‘tablao’ ha tenido que ser sacrificado por cuestiones de espacio. Pero se ha respetado su emplazamiento original y sigue siendo en esa pared donde los artistas cantan y tocan en las actuaciones.
Allí estuvo Paco acompañado al cajón de Curro Conde Morente, un percusionista imperial, hijo de Estrella Morente y nieto del mítico Enrique Morente, del que se decía que jugaba partidas de ajedrez interminables con el fundador del local, Miguel Aguilera (conocido como Miguelito Candela).
En la voz estuvoel cantaor José del Curro, uno de los protagonistas de este reportaje de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA cuando advertíamos, desde las entrañas de un Candela aún sin reformar, de la segunda venida del flamenco a Madrid. Y en las palmas, Carlos Canela, cantaor que estará en el área de dirección artística.
El concierto en sí, breve pero intenso. Bulerías y alegrías como pistoletazo de salida a una nueva era. Lleno absoluto en el recinto. Una multitud se agolpó en torno a ese fondo en el que estuvo el tablao. Hay que adaptarse al nuevo escenario. Y, en el ambiente, la pregunta que todo el mundo se hacía: ‘¿Volverá a abrir la Cueva?’.
El guitarrista Paco Soto y el percusionista Curro Conde Morente, presentan a José del Curro / Xavier Amado
La Cueva
Si hay una zona emblemática en el Candela, esa es la del sótano. Conocida como ‘La Cueva’, era el lugar privilegiado, apartado del resto del bar, en el que tocaban los grandes. El backstage que se iba de las manos y acababa siendo una fiesta de tres días. Ahora, de momento, no está operativa y la entrada está vetada para el público general.
Es una cuestión de permisos, según dicen desde la dirección artística de este nuevo Candela. La idea, por tanto, es que se vuelvan a celebrar conciertos allí abajo. Por ahora funciona como almacén y es el lugar en el que músicos y cantaores calientan antes de salir a tocar. pero también ha sido insonorizada, con vistas a que se pueda volver a contar con este espacio a la mayor brevedad. No hay, sin embargo, plazos estipulados para que eso suceda. De momento, lo único fijo es el martes como día elegido para que el flamenco vuelva a retumbar en las paredes del templo que un día fue epicentro mundial del flamenco.
Momento del primer concierto flamenco del Candela tras su reapertura / Xavier Amado