Los pandas gigantes de Chengdú: embajadores de la amistad en China

Los pandas gigantes son una especie emblemática dentro de la biodiversidad mundial y, desde su descubrimiento, han ejercido una gran influencia internacional, ganándose el corazón de los ciudadanos de todo el mundo por su inconfundible imagen. Pero esta especie no es únicamente uno de los mayores iconos de la cultura china y un tesoro nacional para el país, sino que además es un símbolo de amistad y cooperación bilateral con diferentes países.

Y es que aunque se trata de una tradición que se remonta en el tiempo, China pone en marcha su llamada ‘diplomacia de los pandas’ a partir de los años 60 aproximadamente. Una estrategia que nace con el propósito de fortalecer los lazos con otras naciones por todo el mundo mediante el intercambio de estos animales.

Al principio estas crías se otorgaban como presentes a los países amigos como muestra de cercanía y buena voluntad, pero desde hace unos años, el Gobierno chino los cede por un período de tiempo determinado. Gracias a estos programas de cría el panda ha dejado de considerarse un animal en peligro de extinción. A España, el primer panda llegó en 1978 tras la visita oficial de los reyes Juan Carlos y Sofía a China. Fue durante ese viaje cuando el entonces presidente chino Deng Xiaoping obsequió a nuestro país con una pareja de pandas, la hembra Shao Shao y el macho Chang Chang, que fueron acogidos en el zoo de Madrid. En 1982, llegó al mundo por inseminación artificial Chu-Lin, el primer ejemplar nacido en cautividad fuera de la frontera china y que, además, fue considerado como ‘el animal más valioso del mundo’ en el libro Guinness.

Centro de Investigación de Pandas Gigantes de Chengdú. / Cristina Andrade

El macho Jin Xi y la hembra Zhu Yu , llegados el pasado mes de abril, son la última pareja de osos pandas que han llegado a España procedentes del Centro de Investigación y Cría del Oso Panda Gigante de Chengdú.

Base de Investigación de Pandas Gigantes

Este Centro de Investigación y Cría del Panda Gigante está ubicado a unos 10 kilómetros de la ciudad de Chengdu, provincia de Sichuan, al suroeste de China. Fundado en 1937, este lugar se impulsó como espacio de culto a esta especie tan representativa para que locales y visitantes pudieran ver a los pandas gigantes, de diferentes edades, en un ambiente similar al de su hábitat natural. A día de hoy, las instalaciones se han convertido en uno de los atractivos turísticos más aclamados dentro de la región.

Wang, experto en la protección del Panda Gigante, aseguró a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA durante su visita a las instalaciones, que actualmente la reserva acoge a más de 200 pandas gigantes. Asimismo, expuso que, dependiendo de si están en libertad o en cautividad, los pandas “pueden vivir unos veinte años, en el primer caso, y entre 25 y 30 años, en el segundo”. Desde su construcción, la reserva se planteó con el objetivo de crear un ecosistema parecido al autóctono de los pandas. Una de sus peculiaridades es que cuenta con un gran espacio de actividades al aire libre donde los pandas juegan y comen en total libertad. Los visitantes pueden ver a través de cercas bajas el día a día de estos animales.

Exteriores del Centro de Investigación donde los pandas gigantes desarrollan su actividad y disfrutan de un hábitat al aire libre. / Cristina Andrade

Los pandas gigantes viven en bosques densos y nubosos a una altitud de entre 2.600 y 3.500 metros, donde el aire es poco denso y la temperatura es inferior a los 20º C. Es por eso que el recinto está preparado para las épocas más calurosas y cuenta también con zonas interiores. Ambas zonas tratan de emular mediante la mezcla de paisajes naturales y artificiales, integrado frondosos árboles y albergando más de 300 plantas y más de 90 tipos de aves silvestres.

A día de hoy, la Base de Investigación y Cría del Panda Gigante se ha convertido en la principal base para la protección de reubicación de pandas gigantes y otros animales salvajes raros y en peligro de extinción de China. Un agudo sentido del olfato Una de las singularidades más características de los pandas es su aspecto físico, con un cuerpo grande y una cabeza redonda cubiertos de pelaje blanco y negro. Por lo general, pesan entre 80 y 120 kilogramos y miden entre 120 y 180 centímetros de longitud, presentando diferencias de tamaños entre machos y hembras.

Esta especie, que alcanza su madurez a los 5-7 años, suele vivir en solitario y sólo se reúnen en ocasiones especiales. Por tanto, se comunican entre sí a través de la comunicación sonora, visual y la olfativa. Estos animales tienen un sentido del olfato mucho más agudo que el de los humanos, y a menudo, emplean la orina, las secreciones de las glándulas perianales o una mezcla de ambas como marcadores olfativos, marcando a menudo las paredes, el suelo o los árboles. Su olor también puede revelar otras características como su sexo o sus condiciones fisiológicas durante la época de apareamiento.

En cuanto a su comunicación sonora, diversas investigaciones han conseguido descodificar más de diez gritos de pandas gigantes analizando su espectro característico, cada uno de los cuales transmite un significado diferente. Mediante su agudo sentido auditivo, los pandas pueden diferenciar sonidos desconocidos así como alimentar a sus recién nacidos o encontrar pareja durante la época de cría reconociendo sus sonidos.

Comer más y moverse menos

A pesar de ser carnívoros, el bambú es su principal fuente de alimentación. En concreto supone el 99% de su dieta básica, pero dependiendo de la estación del año en la que se encuentren prefieren unas u otras partes de esta planta: durante los meses de primavera y verano, a esta especie le gusta más comer brotes mientras que en otoño se inclinan más por las hojas y, en invierno, por sus tallos. Además del bambú, la dieta de los pandas gigantes en cautividad se complementa con una pequeña cantidad de pienso concentrado, frutas, vitaminas y oligoelementos.

Centro de visitantes de la Base de Investigación de Pandas Gigantes de Chengdú. / Cristina Andrade

Su ritmo digestivo también afecta a su velocidad de movimiento. Perezosos por naturaleza, esta especie es campeona en el ahorro energético dentro del mundo animal. Según explican en la Reserva de Cría y Conservación de Pandas estos ejemplares cuentan con un tracto digestivo único en los carnívoros, con intestinos rectos y cortos sin ciego, lo que facilita la velocidad de la digestión y excreción. Además, para mantener un enorme cuerpo alimentándose de bambú, que tiene bajos valores nutricionales y energéticos, los pandas gigantes optan por comer más y moverse menos para ahorrar energía.

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