En la novela El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, ya disponíamos de un documento excepcional sobre el caudillaje en América Latina. Claro que hubo otros precedentes, como el Tirano Banderas, de Valle Inclán, o El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias. Las dictaduras han florecido y florecen en América Latina, ese espacio impregnado de virtudes y males hispánicos. Y los escritores han estado muy atentos para analizar este fenómeno tan común en esa familia de naciones.